El pasado 25 de Noviembre, fallecía nuestro compañero Luis Obregón Adrián a los 89 años de edad.

Al día siguiente se celebraba un pequeño acto de despedida en el Cementerio de Ortuella.

Este compañero de trato afable y cordial heredó el amor por la CNT y las ideas de su padre Pedro, significado militante de la CNT de Sestao y Ortuella, con gran ascendiente en la zona minera. Pedro fue uno de esos trabajadores inteligentes autodidactas que sacaban tiempo fuera de las largas jornadas de labor para instruirse e instruir a sus compañeros. Luis recordaba cómo leían en casa (cuando él apenas tenía 13 años) el CNT, la “Soli”, Tierra y Libertad, La Revista Blanca…. Como sindicalista e infatigable propagandista de la Acracia Pedro sufrió numerosas detenciones a causa de las huelgas en la margen izquierda. Fue procesado por la muerte del gerente de Altos Hornos y desterrado. Al cabo de un tiempo regresó a Vizcaya. Nuevamente sufrió la represión con motivo de la Revolución asturiana. En esta ocasión también fue encausado un hermano de Luis, Inocencio, militante de las Juventudes Libertarias. Luis padeció la consecuencia de la militancia de su padre. A raíz de la sublevación militar, a pesar de sus 15 años en 1936, a Luis le tocó cavar trincheras en Larrabezúa, para frenar la durísima ofensiva franquista sobre Vizcaya. Luego, sufrió las penalidades mientras la guerra seguía en el resto del Norte y de España, con la ausencia del padre (teniente de un batallón de zapadores) y de su hermano, apresados en Santander. Así, pues, a los 16 años entró a trabajar en una fábrica (Aurrerá). En 1954 pasó a trabajar a La Naval e intervino en las primeras huelgas. Como no conocía a ningún militante de la CNT clandestina, ingresó en la UGT, tras ser presentado a Nicolás Redondo, quién le invitó a militar en la Unión “hasta que contactara con algún cenetista”, lo que nunca se lo facilitaron. De modo que, con carné de UGT y alma cenetista, Luis participó en las movilizaciones obreras sobre todo en los años 60 y 70. Por su actividad sindical al margen de los jurados de empresa fue multado varias veces. Siguiendo la táctica del sindicato, se declaraba insolvente. Una vez, el mismísimo Rubial hizo efectiva la multa para evitarle el embargo. En otra ocasión, saldó el impago de una multa impuesta por la Ley de Orden Público con un mes de prisión que cumplió a finales de 1969. Sufrió numerosas veces la prisión preventiva: con motivo de la celebración del 1º de mayo, o cuando las movilizaciones andaluzas de 1971. También fue detenido, durante cuatro meses, a causa de los fusilamientos de tres miembros del FRAP y de dos etarras en septiembre de 1975. Estando en la cárcel acaecieron la muerte de Franco y la coronación del Rey Juan Carlos.

En 1977 Luis Obregón consiguió, ¡al fin!, contactar con la CNT. Desde entonces estuvo entre nosotros. Primero en la FL de San Salvador del Valle y, luego, en la FCMI (Barakaldo), participando siempre en las “movidas” y en las tareas organizativas, tanto de CNT como de la comparsa Hontzak. Además de su esfuerzo, el compañero Obregón siempre supo contagiarnos a todos y todas las que lo conocimos su amabilidad, optimismo y jovialidad.

Y como decía la placa con la que quisimos homenajearle a él y a otros dos compañeros, aprovechando una charla en la que nos obsequiaron con su inestimable compañía y experiencia:

“Hay hombres que luchan un día y son buenos.

Hay otros que luchan un año y son mejores.

Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.

Pero los hay que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”


Que la tierra te sea leve, compañero!