Nos enfrentamos a un nuevo caso de discriminación y violencia hacia las mujeres. En este caso la violencia estructural que mantiene y perpetúa el sistema heteropatriarcal, a través de una de sus manifestaciones frecuentes en el ámbito laboral, ha llevado a una compañera a denunciar al dueño de Cafetería Vendetta por acoso sexual y por razón de sexo.
Entendemos que la violencia estructural del sistema heteropatriarcal tiene múltiples caras y que una de ellas es el acoso sexual. Al acoso sexual en el ámbito laboral, además, se le añade la cuestión de la relación de poder establecida entre trabajadoras y empresarios. Por lo tanto forma parte de la discriminación estructural que sufrimos las mujeres en todos los ámbitos y es imprescindible entenderla desde ahí; que el acoso sexual y por razón de sexo se estructura junto con todas las dimensiones de la violencia hacia las mujeres.
Asimismo, es esencial tener en cuenta que el acoso sexual y por razón de sexo constituyen un riesgo laboral. Esta asunción tendría que venir acompañada de la implicación y la responsabilidad de entidades públicas y empresariales para aportar en la lucha por la eliminación de las violencias contra las mujeres. Mientras tanto, las mujeres asumimos y convivimos con ese riesgo en nuestros puestos de trabajo.
Desde el principio, la mujer agredida va a encontrarse con más dificultades, comenzando por el inicio de la denuncia, durante y después del proceso. La existencia del requisito de “reiteración” de la conducta o la desacreditación del testimonio de la víctima son sólo algunas de ellas.
El dueño de la Cafetería Vendetta de Vitoria-Gasteiz ha recibido una denuncia y animamos a compañeras y compañeros a no acudir a este establecimiento. Y por todo esto, sobre todo, reivindicamos la autodefensa anarco-feminista, la organización y el apoyo mutuo entre compañeras como armas para protegernos y defendernos de los ataques diarios de las personas que encarnan y provocan la violencia hacia las mujeres.
SOLIDARIDAD Y APOYO MUTUO.