25 abril, 2024

LA ÉPOCA DE AMILIBIA. PARTE TERCERA. DE MAYO A OCTUBRE DE 1932

A medida que las derivaciones del 14 de abril van perdiendo fuelle y la situación se va calmando con las excarcelaciones, pasa a primer plano el paro obrero en Vitoria. Cuestión que acarreó los primeros roces entre Gobernador y patronos1.

La crisis económica alcanzaba a todo el país y Vitoria no era ajena.

La Vanguardia, 10-5-1932 informaba de que numerosos grupos de obreros parados se situaron esta mañana frente al Ayuntamiento, destacándose una representación para visitar al alcalde y pedir trabajo. Les contestó el alcalde que el Ayuntamiento había agotado sus recursos para obras y que únicamente podían dirigirse a los contratistas, los cuales elegirían los que necesiten de las listas hechas por el gobernador. Enterados de la respuesta los que esperaban, se manifestaron con alguna violencia, teniendo que ser disueltos por los guardias de seguridad.

Interior Ideal Cinema Vitoria
Interior del Ideal Cinema de Vitoria

El gobernador mantenía su estrategia de palo y zanahoría. Por un lado permitía2 una reunión de los parados, por otra prohibía3 una asamblea mitin en el Ideal Cinema en defensa de presos y deportados convocada para el día 29 en Vitoria y un acto similar en Labastida4, seguramente al constatar que la reciente reunión de parados confirmaba la fuerza del Sindicato Único. El pulso entre gobernador y CNT se mantenía, pero ahora surgía un tercer actor: los empresarios, que por mor de las circunstancias provocaron un relajamiento de la hasta entonces férrea coincidencia entre las autoridades y la patronal. Se dirimía quién iba a imponer sus tesis entre los parados: el Gobernador o la CNT. Amilibia muy consciente de la importancia y de las dificultades del asunto se vio obligado, aunque no fuera su deseo, a intentar dar sensación de equilibrio entre las necesidades obreras y los intereses de la patronal al menos mientras el enemigo empresarial no fuera demasiado fuerte (no podía enfrentarse a una empresa como Ajuria, la más poderosa en la provincia), pero sí dar sensación de fortaleza con alguna empresa díscola de ámbito menor5.

El 12 de mayo se reunieron los parados en el salón de quintas del ayuntamiento, con la aquiescencia del gobernador. Asamblea presidida por los confederales Villambiste y Diéguez, que fue adquiriendo aires de mitin. Según los cronistas se oyeron intervenciones dispares: Uno de los oradores dijo que es preciso que se retiraran de las obras cuantos trabajan en ellas que no son naturales de la ciudad, otro propuso una petición de subsidio por paro forzoso (proposición desechada por estimarla la mayoría una limosna que no deben aceptar hombres que tienen buenos brazos, «trabajo, no subsidio», debía ser el lema, y en ello estaba la CNT), un tercero que cuando falte qué comer, sean asaltados los comercios, propuesta censurada por muchos pero no descabellada para la parte más joven y revolucionaria del Sindicato Único (y que meses más tarde algunos practicaron), y especialmente desagradable para el delegado de la autoridad, que dio por terminado el acto.6

El gobernador quería convertirse en adalid de los desempleados y a fines de mayo viajó a Madrid en busca de soluciones, pero volvió precipitadamente (muy contrariado por entender que no se reconocían sus gestiones por parte de aquellos a guienes trataba de proporcionar trabajo) por las noticias sobre posibles disturbios. Paralelamente aumentaba la plantilla de guardias de seguridad7.

Inopinadamente a fines de mayo se presentó otro problema: el despido de unos trabajadores de la construcción afiliados a STV8 trajo una huelga en el ramo que contó con la solidaridad de CNT. El Gobernador corría el riesgo de enemistarse con el sindicato vasquista de derechas, hasta entonces sólido aliado de la autoridad.

Junio se presentó complicado desde su comienzo ya que a la mentada huelga de la construcción sucedieron huelgas de los obreros de tres fábricas de hebillas, fundadas en el escaso jornal que percibían9 mientras los patrones alegaban la imposibilidad de subir ni un céntimo a causa de la crisis. El despido de los trabajos municipales de 350 obreros por falta de dinero agravaba el problema, más difícil de resolver por las presiones de los empresarios, de modo especial los de maquinaría agrícola: varias conferencias con el gobernador para explicarle la enorme producción almacenada, sin poder darle salida, la necesidad de despidos, y los ruegos del poncio para que esperaran a la puesta en marcha de la reforma agraria10.

Recorte La Libertad 29-6-1932
Recorte La Libertad, 29 de junio de 1932

El mes de junio termina con un intento por parte de los comunistas de partido de abrirse un hueco en el panorama social con la celebración de un mitin el día 2811, según sus organizadores para tratar de la unidad sindical, que se desarrolló en un ambiente en que esos aparentes deseos de unidad sindical quedaron malparados, como suele suceder cuando las intenciones verdaderas son muy otras12. El corresponsal de La Vanguardia señalaba que los oradores fueron interrumpidos varias veces, que hubo momentos en que se creyó que llegarían a las manos y que la controversia adquirió caracteres de violenta disputa. Heraldo Alavés daba el nombre de los oradores (Teresa García, Iribarri ¿Uríbarri? y Uribe) a los que calificaba, mal informado o intencionadamente capcioso su reportero, de anarquistas. La Libertad, al día siguiente, insertaba una carta de Valentín García, secretario del Sindicato Único, aclarando que el acto era de los comunistas, no de la CNT, que asistieron 300 personas y que de haberlo convocado CNT hubieran acudido al menos 3.000. No contaba fábulas. Se demostró días después. Autorizada la reapertura de la sede de la CNT (cerrada desde el 14 de abril), se celebró el sábado día dos de julio con un mitin en el Fronton Vitoriano13 que presidió Valentín García y en el que hablaron Orille, Arturo Parera y Vicente Pérez Combina ante 4.000 personas en una ciudad que apenas sumaba 40.000 habitantes. El Sindicato Único volvía a la legalidad y pese a las vicisitudes y persecuciones de los últimos meses lo hacía con no poco vigor.

Ahora un inciso. Resulta un tanto sorprendente que se siga leyendo en supuestos sesudos estudios que STV contó durante la República con cerca de dos mil afiliados, UGT con más de 1.500, los católicos con más de 1.000 y CNT entre 400 y 750. Cierto que no es fácil cuantificar su número de afiliados por motivos conocidos: burocracia interna deficiente, frecuentes periodos temporales situada fuera de la ley, reprimida y perseguida con atosigante frecuencia, lo que acarreaba oscilaciones notables en la cifra de adheridos …pero al menos debería subrayarse que su capacidad de movilización superaba con creces a todos los otros sindicatos. No se consideran ni su presencia relevante en 1936 en los batallones anarquistas del Norte, ni los numerosos detenidos con nombres y apellidos durante los años republicanos (sabemos de más de un centenar), ni los fusilados por el franquismo (más de la mitad eran confederales), ni las 4.000 personas que acudían a sus mítines, ni su presencia mayoritaria en la empresa con diferencia más grande (Ajuria), ni su relevancia en múltiples sectores (metalurgia, construcción, hojalateros, curtidores, carboneros, saqueras…), ni su hegemonía entre los parados y emigrantes (conviene aclarar por ser tópico, falso tópico y extendido, que efectivamente era mayoritaria entre los emigrantes, cosa natural si se conoce la ideología de CNT, pero con nutrida presencia de autóctonos como confirman los apellidos muy de la tierra de muchos de los militantes de los que se conoce el nombre. Las fuentes oficiales no son fiables porque en muchas ocasiones los sindicatos confederales no estaban legalizados por desinterés de la CNT o a causa de la supuesta ilegalidad de sus Estatutos. Y también como ya denunciaba Atanasio Rituerto en 1930 porque otras entidades sindicales no daban de baja en sus listas a afiliados ingresados en CNT. Manuel Pérez14 en su informe de los efectivos de la Regional Norte al Pleno Nacional, fines de 1931, habla de «Comarcal de Guipúzcoa y Álava» con comité ubicado en Tolosa y dice que la Federación Local de Vitoria contaba con cuatro sindicatos y 1.300 afiliados. Hasta aquí la interrupción, necesaria, del relato.

La Libertad del 6-7-1932 señalaba la agudización de los problemas sociales. A comienzos de julio fueron a la huelga los carpinteros, por las mismas fechas los desempleados intentaron trabajar a la fuerza15, se produjeron detenciones y el gobernador sacó a la calle16 a la guardia civil de a pie y caballo, entre rumores de huelga general del ramo de construcción. Los rumores se materializaron y la huelga alcanzó a otros sectores como el metalúrgico. Lo curioso es que en esta ocasión el arranque del conflicto carpintero no se debía a CNT sino a UGT a cuyo sindicato pertenecían los dos despedidos en la empresa Ursino Sobrón, y después todo se enmarañó17. El gobernador celebró varias conferencias con los obreros y la patronal, sin lograr una solución, y pidió sometieran la cuestión al jurado mixto, pero ambas partes se negaron. Fue una huelga general de medio pelo que generó malestar en la CNT, al sentirse traicionada. Entendía que se había sumado por motivos de solidaridad obrera y que quienes estaban más obligados por competerles más directamente el problema por un lado calentaban a los obreros y por otro se bajaban del carro.

Fábrica de hebillas López y Cía. Vitoria
Fábrica de hebillas López y Cía. de Vitoria

Como decimos arriba todo se enmarañó18 A petición de los parados se celebró una asamblea multitudinaria de todos los oficios en el Frontón Vitoriano presidida por el cenetista López Calle que se alargó hasta la una de la madrugada, hubo debate y confusión (¿se hacía por los despedidos? ¿por los desocupados?¿qué se pretendía realmente?). Finalmente se votó entre ir a la huelga de inmediato o esperar al lunes, imponiéndose la inmediatez de la primera…Pero lo cierto es que casi todos los afiliados a la UGT, Casa Social Católica y STV entraron a trabajar. Quedó claro que una cosa era mostrarse radical y proclamar la solidaridad en la asamblea y otra cumplir con lo allí decidido. El mismo día 7 la CNT se reunía en asamblea, acordaba cesar en la huelga y redactaba un duro comunicado19 en el que se hacía constar que ante las continuas traiciones no reconocerán ninguna entidad obrera ni secundarán huelgas que no sean planteadas por los sindicatos únicos. Si atendemos a los escritos publicados el mes anterior en Solidaridad Obrera las relaciones con UGT estaban bajo mínimos, molestaban tanto la reiteración, contumacia y contundencia con que el gobernador defendía los jurados mixtos (táctica de UGT frente a la acción directa de CNT), como los apoyos que recibía la UGT de ámbitos un tanto extraños y no menos las posturas de los socialistas.20

Por otra parte, la otra alma de CNT, la de la solidaridad con los presos, no permanecía insensible. Orille21 denunciaba los castigos aplicados por el director a catorce reclusos (ocho días de incomunicación) y la represión sobre el compañero Primitivo López sacado de la prisión, contra toda norma, entregado a la policía y apaleado. Isaac Puente subrayaba y concretaba lo acaecido con Primitivo: tres agentes de la brigada social para esclarecer lo relacionado con unos robos de dinamita, lo sacaron de la cárcel, lo llevaron a la comisaría, lo interrogaron durante catorce horas y lo maltrataron. Para Isaac Puente se repetían los modos de Martínez Anido en Barcelona veinte años antes. En otro escrito22 los presos de la cárcel de Vitoria, denunciaban el endurecimiento de las condiciones carcelarias: cacheos, reducción de las horas de asueto, aislamientos, abandono médico…23

A lo largo del mes fueron solucionándose los conflictos pendientes o de nuevo cuño (fábricas de hebillas, garajistas…) y firmadas las bases de trabajo de empresas como Ajuria en línea preconizada por el poncio, con continuas amenazas al Sindicato Único de clausura y detención de sus dirigentes si aplicaban la acción directa o se sumaba solidariamente a huelgas o movimientos más o menos insurreccionales desencadenadas en otros puntos de España24, e intervención de las fuerzas de seguridad en cuantas actividades llevaban a cabo los parados (de modo especial los obreros despedidos a fin de obra que se negaban a abandonar los tajos). Merece un recuerdo, una asamblea, muy numerosa, de 29 de junio, convocada para constituir la subsección ferroviaria (denominación que en el ámbito ferroviario se daba al sindicato del ramo), con tres puntos en su orden del día (lectura y aprobación de estatutos, nombramiento de cargos y asuntos varios) que se cerró con palabras de Daniel Orille que planteó la conveniencia de ingresar en CNT, sugerencia aprobada con subido entusiasmo25. Pero las autoridades rechazaron la inscripción del sindicato ferroviario porque sus estatutos rehusaban la mediación de la autoridad en caso de conflicto.

Recorte Solidaridad Obrera 7-9-1932
Recorte de Solidaridad Obrera, 7 de septiembre de 1932

Las amenazas del gobernador siguieron dándose en agosto y septiembre ejerciendo a su gusto la represión, así a comienzos de septiembre contra las obreras en huelga de la fábrica de sacos, que se saldó con nueve detenidas, que quedaron a disposición del gobernador26. Con todo el corresponsal de El Libertario en Vitoria hablaba del despertar de la ciudad (ya no era la levítica y clerical antigua ciudad) confirmado con la presencia masiva el día 6 en el mitin organizado por la Federación Local de Sindicatos en el Frontón Vitoriano27, claro que ese despertar arrostraba costosos enfrentamientos con el poder constituido y por ende, en ocasiones, a tomar decisiones no deseadas tal como expresaba Solidaridad Obrera: «La Federación Local no podrá prestar solidaridad a los compañeros que vengan de fuera en busca de trabajo», ni tampoco a los compañeros de Vitoria desocupados en razón de “la gran cantidad de compañeros presos y perseguidos y la precaria situación de sus familiares”.28

La Vanguardia el 9 de octubre devolvía a sus lectores a unos hechos viejos y trágicos: Acaba de terminar la vista por jurados de la causa por la muerte del sereno Clemente Forcada contra Jesús Gangutia, ciego desde la edad de ocho años. El veredicto fue de culpabilidad, condenándosele a dieciocho años, diez meses y veintiún días y 2.000 pesetas de indemnización a la viuda e hijos del muerto. El cómplice, Juan Luna fue condenado a un año y dos meses. La sentencia como señalamos en otro lugar causó indignación en los medios libertarios y confederales.

A estas alturas el gobernador Amilibia29 había dejado el cargo. Los dos meses siguientes vieron pasar a dos nuevos poncios: Fernando Solazábal Narbaiza (4-10-1932) y Rufino García Larrache (9-12-1932), que se mantendrá hasta su sustitución por Mariano Campos Torregrosa (29-8-1933), que a los quince días es sustituido por José Castelló Soler, (14-9-1933) que a su vez lo fue a los dos meses por Pedro García Dorado (10-11-1933) y este al mes y medio por Emilio Novoa González (22-12-1933), arranque del bienio negro. Verdadero torrente de gobernadores civiles.

Miguel Íñiguez y Juan Gómez Perín


1 Solidaridad Obrera, 15-5-1932. Escrito sin firma. Por una vez el Gobernador no da la razón a la burguesía: a algunos contratistas se les aplicará la ley de defensa de la Republica por los despidos de trabajadores. Heraldo Alavés, 13-5-1932, nota del gobernador sobre el paro obrero donde comenta su intervención para solucionarlo y la actitud negativa de la patronal por lo que actuará enérgicamente contra la misma.

2 Heraldo Alavés, 12-5-1932.- La Vanguardia, 13-5-1932.

3 La Libertad, 27-5-1932.- Heraldo Alavés, 27-5-1932.- ABC, 28-5-1932.- La Vanguardia, 29-5-1932.

4 Heraldo Alavés, 28-5-1932.

5 La Vanguardia, 9-7-1932 y 10-7-1932.- La Libertad, 11-7-1932. Quiso mostrarse firme con el patrón carpintero Ursino Sobrón, reacio a admitir a dos despedidos (como estaban afiliados a la UGT, no queda claro si cabe interpretarlo como defensa de UGT o llamada de atención al patrón) amenazándolo con su ingreso en prisión. El Gobernador añadía la coletilla «Si la patronal es la que le aconseja no cumplirlo será detenida la Junta directiva». Al poco el Gobernador retrocedía «en adelante todo conflicto pasaría a los Jurados Mixtos y cesaba en su intermediación».

6 Heraldo Alavés, 12-5-1932.- La Vanguardia 13-5-1932.

7 La Vanguardia, 29-5-1932.

8 Heraldo Alavés, 31-5-1932.- ABC, 1-6-1932.

9 La Vanguardia, 7-6-1932 y 8-6-1932. ABC, 8-6-1932, La Vanguardia, 8-6-1932.

10 La Vanguardia, 29-6-1932.

11 La Vanguardia, 29-6-1932.- Heraldo Alavés, 29-6-1932.- La Libertad, 29-6-1932.

12 Atanasio Rituerto un mes antes en El Libertario, 28-5-1932, artículo «A los trabajadores de Vitoria», avisaba a los trabajadores para que no se dejaran engañar por el surgimiento en la ciudad de una nueva sindical bajo los auspicios del Partido Comunista.

13 La Libertad, 2-7-1932 y 4-7-1932.- La Vanguardia, 3-7-1932.

14 El Libertario de Madrid, 19-12-1931.

15 ABC, 5-7-1932.

16 La Vanguardia, 3-7-1932, 5-7-1932.

17 ABC, 6-7-1932 hablaba de huelga general de la construcción con el argumento de la falta de trabajo para los parados y la detención de 21 de estos.

18 El proceso (asamblea, huelga) en La Libertad, 6-7-1932, 7-7-1932.- La Vanguardia, 7-7-1932, 8-7-1932, 9-7-1932.- ABC, 7-7-1932, 8-7-1932.

19 La nota publicada en La Libertad, 7-7-1932, rezaba literalmente: «Ante la continua traición de que vienen siendo objeto todos los movimientos huelguísticos que vienen sucediéndose en Vitoria, la Federación Local de Sindicatos Únicos, en la Asamblea magna celebrada el día de la fecha, acuerda lo siguiente: 1° No reconocer ninguna entidad obrera por considerarlas traidoras a los Intereses de la clase trabajadora. 2º No secundar ningún movimiento huelguístico que no nazca de esta Federación o de una Asamblea magna de todos los trabajadores. Lo que ponemos en conocimiento de la opinión pública para los efectos consiguientes». Por la Federación Local de Sindicatos Únicos de Vitoria. El Secretarlo, Valentín García. Solidaridad Obrera, 9-7-1932, se hico eco del acuerdo.
La nota fue respondida en el mismo vocero por STV (9-7-1932) y por UGT (12-7-1932), el primero en términos moderados (posiblemente agradecida por la solidaridad recibida en mayo con motivo del despido de varios de sus afiliados), con más virulencia el segundo. STV afirmaba que no apoyaría movimientos que no fueran estrictamente en beneficio de los trabajadores y que si hiciera falta actuaría de consuno con el Sindicato Único. La UGT rompía, recíprocamente, toda relación con la CNT y afirmaba que no secundaría ningún movimiento que no tuviera una finalidad práctica.

20 Solidaridad Obrera, 9-6-1932. Artículo «La crisis de trabajo en Vitoria» donde se lee «el conde de San Rafael cederá 1.600 metros para abrir la calle Ronda que se entregarían al Federación de Sociedades Obreras para que construyan su domicilio social». En Solidaridad Obrera, 14-6-1932 Atanasio Rituerto desde la cárcel de Vitoria, censura crudamente a «los ejecutivos del socialenchufismo».

21 Artículos de Orille «Voces de la cárcel. Unas denuncias graves», e Isaac Puente «Descubriendo complots», en Solidaridad Obrera, 7-6-1932. También en El Libertario, 25-6-1932, artículo «El salvajismo en la cárcel de Vitoria», firmado por los Presos sociales.

22 Solidaridad Obrera, 18-6-1932.

23 El Libro registro de detenidos y procesados de la cárcel de Vitoria cita, como presos gubernativos ingresados en la misma a unos cuantos veinteañeros, el 11 de junio a Fernando Espinosa, Lorenzo Martínez, Rogelio Ordoñana, Julio González y Félix Apellániz, y el 5-6 de julio a Julio Alday, Julio López, Pedro Martínez, Jesús Pasas y Carlos Ruiz de Ocenda.

24 La Vanguardia, 27-7-1932.- La Libertad, 1-9-1932, 2-8-1932, 4-8-1932.

25 Solidaridad Obrera, 13-8-1932.

26 La Libertad, 31-8-1932.- La Vanguardia, 2-9-1932 y 3-9-1932.

27 El Libertario, 17-9-1932. Una referencia al mitin no muy detallada en La Vanguardia, 8-9-1932: A las doce de la noche terminó el mitin sindicalista celebrado en el Frontón, sin que ocurrieran incidentes. Se habían tomado muchas precauciones.

28 Solidaridad Obrera, 7-9-1932.

29 José María Amilibia Machimbarrera, San Sebastián, 8-10-1900 / Vitoria, 28-4-1933, falleció en un accidente de tráfico. Tras dejar la gobernanza alavesa pasó a desempeñar el mismo cargo en Vizcaya, un ascenso sin duda.