El 22 de mayo de 1938 tuvo lugar la fuga del Fuerte de San Cristóbal, la evasión más numerosa de presos en la historia de Europa: 795 personas buscaron la libertad. El fuerte ubicado en el monte Ezkaba, próximo a Pamplona, proyectado como fortaleza militar, pronto tornada obsoleta, pasó a convertirse en prisión. Durante la guerra llegó a acoger a más de dos mil presos en su inmensa mayoría políticos. El hambre, las enfermedades y las penalidades la hicieron insoportable, motivos principales de la fuga. El 22 de mayo de 1938 un grupo de reclusos tras haberse apoderado de parte del recinto, abrió las puertas que daban al exterior y por allí escaparon los 795 indicados. La fuga fue velozmente detectada y la persecución fue implacable: a 207 se les aplicó la ley de fugas (asesinados sobre el terreno), 585 fueron capturados y en los días siguientes torturados y 14 fueron condenados a muerte y fusilados en Pamplona, 8-9-1938, acusados de promotores. Sólo tres, Jovino Fernández (cenetista leonés), Jose Marinero y Valentin Lorenzo, consiguieron alcanzar Francia y con ello la ansiada libertad. Más de la mitad de los presos no quiso huir por estar convencidos de que se trataba de una trampa urdida por los carceleros para aniquilarlos. Vista la presteza con que fue abortada, la eficacia con que los represores actuaron y los terribles resultados cosechados no es descartable que la dirección del presidio tuviera conocimiento de la misma y la “permitiera”. Los carceleros estaban bien pertrechados para la caza. Los que no quisieron huir tuvieron la razón de su parte.
En San Cristóbal penaron en algún momento de sus vidas numerosos confederales alaveses: José Aguirre, Francisco de Armentia, Joaquín Arróyabe, Tomás Gaona, Macario García de Albéniz, Segundo Hernández, Tomás Herreros, Emilio Ibisate, Lavier Lezana, Salvador López de de Arcaute, Jorge Lopez de Vicuña, Alejandro Mardones, Tomás Mardones, Máximo Sainz, Ángel Santamaría, Ángel, José y Saturnino Sauquillo, José Vidal, Angel, Gerardo y Rafael Viyuela.
Cinco de ellos fueron asesinados en el infausto día de la fuga: Joaquín Arroyabe Alegría, Segundo Hernández Blanco, Emilio Ibisate Martínez de Apellániz, Alejandro Mardones Llorente y Máximo Sainz Plaza. Otros cuatro corrieron la misma suerte en esa ergástula en otras fechas: Francisco de Armentia Benito, Jorge López de Vicuña Martínez de Apellániz, Tomás Mardones Llorente y Ángel Santamaría Legaria.
San Cristóbal. Fuerte, fortaleza y cárcel. Hambre, enfermedades y torturas. Cementerio para nueve confederales alaveses.