Los pensionistas llevan más de dos años saliendo a la calle. Hay quienes han pensado que hacen manifestaciones porque son personas con mucho tiempo libre y no saben cómo emplearlo. Pero no es así.
En esas manifestaciones han estado desde el principio jubilados afiliados a diferentes partidos y sindicatos y también muchos pensionistas que no tienen ningún carné. Salen a la calle para gritar las injusticias que se están cometiendo, a exigir pensiones justas para ellos y para los jubilados futuros, y a que se garantice el mantenimiento del sistema público. Salen para reclamar, en definitiva, un futuro que nos permita a todas y a todos vivir dignamente.
Nunca se ha oído a nadie que diga que la reivindicación se hace en nombre de los pensionistas socialistas o anarquistas, o nacionalistas o independentistas. Tampoco se ha oído que estas reclamaciones se hagan para tener un marco propio de relaciones laborales y de negociación colectiva, ni que las movilizaciones fueran porque estaba el PP y que se acabarían cuando llegara el PSOE.
Las razones para convocar la huelga existen pero es un error cubrirlas bajo el paraguas de la Carta vasca de los derechos sociales, es una equivocación que la llamada mayoría sindical vasca instrumentalice el movimiento de los pensionistas. Ciertamente tienen derecho a convocar lo que quieran y para todo hay motivos, pero aprovechan el tirón que tienen los jubilados para apuntar un tanto a su exclusiva causa. Y además regalan a las gestoras sindicales que no quieren hacer huelga, la excusa perfecta para no hacerla.
Es lo que han dicho Comisiones y UGT. Aunque sepamos por experiencia que siempre tienen excusas para no salir a luchar y que su dedicación es aplacar todo lo que se mueve. Unas veces es porque han convocado los nacionalistas, otras porque hay que esperar a ver qué hace el gobierno progresista y otras porque hay que buscar el diálogo y la negociación en lugar de la confrontación, el caso es no hacer nunca nada.
La realidad es que el sistema público de pensiones actual no es el resultado de la última reforma laboral. Es el resultado de las 28 habidas en las últimas décadas. Todas ellas pactadas entre gobiernos, (muchos de ellos llamados de izquierdas), patronales y gestoras sindicales. La última reforma aunque no la firmaron sí la aceptaron y la utilizan incluso contra sus propios trabajadores.
El funcionamiento de las relaciones laborales, que deja a merced de la empresa la organización del tiempo, el horario, la nómina y la vinculación que quiere tener con los trabajadores que contrata, sin ningún tipo de control obrero, es la principal causa de que los ingresos en la caja única sean claramente insuficientes y que en pocos años ninguna persona cumpla las condiciones para poder cobrar una pensión decente. También, y como consecuencia de lo anterior, se han desarrollado y se potencian los sistemas privados, algunos (como Elkarkidetza o Itzarri) con la participación interesada de todas las gestoras sindicales, LAB y ELA incluidas.
Así hemos llegado donde estamos: un sistema público en ruinas, demasiados jubilados que no llegan a final de mes y un futuro más que incierto para los trabajadores laboralmente activos.
En este contexto se desarrollan las manifestaciones de los pensionistas. La cuestión es que ellos no pueden utilizar la herramienta más importante que tenemos los trabajadores: la huelga. Por ello hacen un llamamiento a los sindicatos para que apoyen una huelga que exteriorice con fuerza sus reivindicaciones, que son las de todos los trabajadores.
Por eso también es difícil de entender las imposiciones de unos en la convocatoria huelga y las excusas de otros para abandonar esta lucha.
Al llamamiento de los pensionistas es al que responde la CNT: ni nos plegamos a la convocatoria de unos ni vamos a dar esquinazo a ninguna lucha justa.
La solidaridad y la unidad es nuestra fuerza y la movilización y la pelea las únicas garantías para conseguir nuestros objetivos.
¡30 de enero HUELGA GENERAL!
¡Por unas pensiones públicas dignas!
¡Por la derogación de todas las reformas laborales y de las pensiones!
¡Por la igualdad real, económica y social!
¡Por el reparto del trabajo y de la riqueza!