SIEMPRE NOS TENDRÉIS ENFRENTE

Extraído del Pandora nº 128.

Durante esta emergencia sanitaria decretada por el maldito coronavirus nos hemos podido dar cuenta de lo que somos capaces de hacer juntas todas las personas de bien; me refiero a sanitarias y sanitarios, transportistas, limpiadoras, cuidadores, personal de supermercados y pequeños comercios de alimentación, carteras y repartidores y otros sectores que luchan a diario por parar este desastre, jugándose en ello su propia salud. También a todas y todas las personas que están confinadas y que, de esa manera, luchamos ese combate. A las personas que, de una manera responsable luchan sin imponer nada a nadie, sino entregándolo todo.

Este estado de alarma ha favorecido la creación de un estado policial y chivatal, en el que los cuerpos de in-seguridad imponen a golpes y multas las órdenes de sus amos, y los chivatos y chivatas han encontrado su campo de caza para acusar y denunciar a vecinos en lugar de hablar, como hacen las personas.

Lo mejor es que, quienes han decretado ese estado policial no lo sufren de la misma manera, como siempre se ven las diferencias entre los sectores «necesarios» y el pueblo prescindible.

De esta manera podemos ver como, mientras a las sanitarias y sanitarios no se les realiza una prueba para descartar contagios, la estirpe política han tenido a su disposición cuantas pruebas han necesitado, ¿quizá son políticos más necesarios que sanitarias? Ahora sabemos la respuesta mejor que nunca: no, a los políticos no se les necesita, a todos esos sectores que señalé antes sí. Podían haber renunciado a esas pruebas por la entrega a «su pueblo», ese «pueblo» que les vota y les paga, o a sus altos sueldos y haberlos donado para comprar material sanitario. Ahora por fin se ha parado la producción no esencial, después de más de una semana desde que diferentes sectores ya lo pedían, y aún así hay algunos políticos (y lo digo despectivamente), como nuestro amado y patriota, esforzado y luchador lehendakari, que pide que no se pare esa producción cuando él y sus amigos de la patronal no ponen en riesgo su vida para su maldita producción, al más puro estilo Donald Trump; no cabe duda que no estamos en buenas manos.

Podemos asistir también al penoso espectáculo de las grandes empresas que no dudan en declarar ERTEs para que todas paguemos los sueldos de sus empleados. ¿No han tenido suficientes beneficios como para asumir un mes, al menos un mes, los sueldos de sus empleados?

No nos llamemos a engaño, mientras mi confinamiento es en un lugar pequeño y claustrofóbico después de quince días, ellas y ellos pasan los suyos en sus chalets gigantes con jardín o terreno para pasear y despejar la mente. Despejar la mente y darse cuenta que ellas y ellos no van a perder, ni tan siquiera no van a dejar de ganar.

Empresas energéticas que siguen cobrando sus recibos a sabiendas que, al estar confinadas, el gasto en consumo de energía de este mes les va a generar grandes ingresos (parece que no a todo el mundo viene mal esta pandemia).

Equipos deportivos de primer nivel decretan ERTEs como si lo que ganan habitualmente no les llegara para hacerse cargo y no ganar (que no es perder) el dineral que suelen ganar habitualmente, el dineral que ganaron hace un mes.

Empresarias y empresarios, en general, que no están dispuestos a aportar nada para esta crisis, que no van a perder nada porque saben que nos lo harán pagar; pero que al mismo tiempo nos piden que seamos solidarios y nos esforcemos, que nos pongamos en peligro, para salvar su forma de vida, el capitalismo.

Lo que esta claro una vez más es que siempre perdemos las mismas, que siempre pagamos los mismos, que siempre exponen a las mismas y siempre nos esforzamos para recuperarnos los mismos; vaya, que siempre nos joden a los mismos.

¿Por que no empiezan pagando los que mas tienen?, nosotras ya lo estamos haciendo, ya estamos perdiendo; perdiendo de verdad: no solo dejando de ganar como le ocurre a la patronal; perdiendo de verdad: para nosotras y nosotros no hay pruebas del virus como para los políticos y políticas (incluso para esos que han desmantelado y vendido la sanidad pública), nos exponemos porque somos personas, porque somos pueblo, porque tenemos decencia; perdiendo de verdad: las medidas para protegernos a las trabajadoras y trabajadores siempre llegan las últimas, primero el esfuerzo, primero la incertidumbre y después, si es que llegan, las medidas que nos ayuden y nos protejan; perdiendo de verdad, como siempre.

Pero desde aquí os incito a que no nos dejemos, que luchemos y denunciemos, pero no al vecino, que denunciemos la injusticia y a lo que nos quieren hacer o lo que ya nos están haciendo. Que luchemos y luchemos sin descanso por nuestros derechos y por nuestras libertades, que no piensen que nos van a engañar o que no nos vamos a defender.

Y es que en esta vida, como nos está enseñando este virus, que no distingue de clases o fortunas, al pueblo sólo le une a los poderosos el cagar y la muerte, y pido disculpas por mi lenguaje soez por utilizar la palabra poderosos, que asco.

Que todo esto sea el despertar del pueblo hacia un reparto más igualitario, hacia un mundo libertario, hacia la revolución pendiente, recordando que la utopía no es algo irrealizable sino algo que no se ha realizado aún.

Nigra Stelo

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