QUÉ DEBE SER LA CNT HOY. UNA OPINIÓN COMO PUEDE HABER OTRAS

Extraído del Pandora nº 129.

La sociedad actual no es la de 1910, ni 1930, ni 1936, ni siquiera de la 1976. La CNT siempre se sintió muy unida a sus bases, a los trabajadores, respondía a sus necesidades y a sus aspiraciones. Históricamente (y es algo realmente sorprendente y hasta inaudito) logró penetrar en sectores y lugares que hoy nos parece imposible alcanzar.

Tendemos, inconscientemente, guiados por realidades del presente, a transferir lo actual a  lo antiguo, a analizar tiempos pretéritos con pautas contemporáneas. Así tendemos a justificar la inacción presente argumentando que hoy las cosas son más difíciles, que la televisión ensueña, que el consumismo lo domina y absorbe todo.

¿Quién puede asegurar que hoy las cosas son más difíciles? Tendemos a justificar nuestra actual escasa relevancia a las dificultades del momento: la televisión, la sociedad de consumo, pero no era más fácil entonces: caciques, curas, guardias estaban en el día a día…y con todo se fundaban ateneos y sindicatos en poblaciones de no más de dos mil habitantes ¿Son más difíciles o es que no hemos encontrada la tecla adecuada?

Siempre me ha sorprendido cómo en Cataluña la CNT consigue encuadrar a cientos de miles de trabajadores autóctonos y emigrantes en su seno y cómo consigue situarlos por encima de toda peculiaridad local para ubicarlos en el objetivo de la revolución social con aspiraciones universalistas y cosmopolitas.

La sociedad actual no es de campesinos, ni de peonaje, ni de braceros, tampoco debe serlo la CNT. Sí de precarios, pero no mayoritariamente, sí de gente con estudios, esto sí mayoritariamente. ¿Hay que centrarse en la defensa del precario?  ¿hay que centrarse en la defensa de unos desfavorecidos por el mero hecho de serlo? ¿hay que ayudar a los desfavorecidos cuando lo único que pretenden es salvar su culo y que arree el que viene detrás, cuando quieren caridad a la que llaman solidaridad? ¿No hay que exigirle al que pide ayuda que también él la ofrezca, que la solidaridad es de ida y vuelta?

¿No tendremos que intentar insertar en CNT al mundo de los autónomos, de los cooperativistas con conciencia social? ¿Vale la pena dirigirnos esencialmente al mundo de los precarios cuando se muestran escasamente interesados? La gran pregunta es ¿Cuál debe ser nuestro espacio, en qué territorio debemos combatir, a quién tenemos que dirigirnos? Creo que no lo tenemos claro. Hay que olvidarse de revoluciones violentas, ya más que enfrentarnos a patrones y gobiernos con pretensiones destructivas con medios y resultados harto discutibles, hay que situarse en las viejas propuestas constructivas (pero actuales y verdaderas) de Salvador Seguí: hay que crear una sociedad paralela, eso que a veces se dice de “espacios liberados” pero de una manera seria, no con lo que se llamas espacios autogestionados marginales, que un años cuentan con cien adheridos y a al año con cien o más adheridos, pero con nombres y apellidos distintos…no pueden convertirse en espacios para que unos cuantos jóvenes cursen unos meses de libertad sin un compromiso excesivo antes de derivar hacia predios más soleados.

Se trataría más de construir que de destruir, de volcarnos más hacia una revolución pacífica que violenta, subrayar más lo positivo que lo negativo de nuestra alternativa, resaltar más lo que somos que lo que no somos.

Mardir

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