- Los trabajadores de las factorías Rui-Ning y Huabo Times, que tejen ropa de Zara en el Sudeste Asiático, envían una carta al fundador de Inditex. Denuncian represalias antisindicales bajo el pretexto de la pandemia del covid-19.
Con un tono respetuoso pero firme, los trabajadores de dos factorías de Myanmar, Rui-Ning y Huabo Times, que tejen para Zara, han escrito una carta para denunciar las prácticas antisindicales dentro de la cadena de suministro del imperio Inditex. Se dirigen al fundador de Zara, el sexto hombre más rico del mundo, para quien llevan “haciendo su ropa desde hace años”.
Como ha explicado recientemente la campaña Ropa Limpia, Rui Ning cuenta entre sus clientes a Inditex, Mango, Bestseller, Tally Weijl y Balala. Las trabajadoras de la fábrica Huabo Times confeccionan ropa para Inditex, Bestseller y Primark. “Estamos lejos de su hogar en España, pero sentimos cierta cercanía con usted después de haber pasado la mayor parte de nuestra vida adulta haciendo su ropa con nuestras manos”, explican en una nota en la que aseguran que tienen esperanza de que la gran reputación de Amancio Ortega no sea simplemente “un fraude”.
“Sentimos esperanza cuando descubrimos que es el sexto hombre más rico del mundo, con un patrimonio de 70,6 mil millones de dólares, y el segundo minorista más rico del mundo. Saber que su avión privado de 45 millones podría pagar 41.000 veces nuestros salarios anuales es tranquilizador. Seguramente un hombre con tales riquezas no necesita beneficiarse de la pandemia global aplastando a nuestros sindicatos”, explican en su carta.
El motivo de la comunicación es que la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores “no parecen ser motivo de preocupación en Huabo Times y Rui-Ning, dos de las fábricas en Myanmar de que proveen Zara”. Estos trabajadores denuncian que al comienzo de la pandemia se mantuvo el mismo ritmo de trabajo pese a que la dirección de las fábricas no implementó medidas de seguridad, ni máscaras ni distancia entre unos puestos y otros. Posteriormente, explican, la dirección ha aprovechado la pandemia para destruir los sindicatos, despidiendo en masa a los sindicalistas.
Despidos y represión sindical
Las prácticas antisindicales que denuncian se extienden también en el derecho a la protesta. Las autoridades han impuesto duros castigos para las reuniones de más de cinco personas, lo que dificulta las protestas y ha generado detenciones con duros cargos a representantes sindicales.
Otra fábrica llamada Myan Mode, que produce para Inditex y Mango, despidió el 28 de marzo a 571 personas de un total de 1.270 trabajadoras aludiendo a recortes debido al coronavirus. De estas, según ha denunciado la campaña Ropa Limpia, 520 eran miembros del sindicato.
Los trabajadores recuerdan que ganan tres euros al día en esas fábricas, “no tenemos ahorros. Tenemos hijos que alimentar, tenemos padres enfermos y facturas médicas que pagar”
“La administración ha justificado sus acciones utilizando el coronavirus y sus repercusiones económicas como una excusa, pero ¿cómo puede eso traducirse en despedir solo a miembros del sindicato y al mismo tiempo hacer que los trabajadores no sindicados sigan en sus puestos?”, explican en la carta. En Huabo, cien trabajadores han sido despedidos —poco después de registrar el sindicato— con el pretexto que era mejor para mantener la distancia social: 81 de los despedidos simpatizaban o pertenecían al sindicato. Cuatro días después de esos despidos, la dirección trasladó a 200 trabajadores no sindicatos desde otra fábrica. En Rui-Ning, los trabajadores denuncian un ataque a punta de cuchillo al presidente de su sindicato, en plena campaña para evitar 298 despidos de afiliados sindicales, la mayoría de los 324 trabajadores y trabajadoras despedidos de una plantilla de 1.100.
“Necesitamos a nuestros sindicatos, necesitamos nuestra voz colectiva para garantizar que somos escuchados cuando expresamos preocupaciones por nuestros derechos, nuestra salud y seguridad en este momento sin precedentes a nivel mundial”. Los trabajadores recuerdan que ganan tres euros al día en esas fábricas, “no tenemos ahorros. Tenemos hijos que alimentar, tenemos padres enfermos y facturas médicas que pagar. Esta situación nos asusta”.
Además, los trabajadores de Rui-Ning y Huabo Times expresan su convencimiento de que los post de Zara en redes sociales apoyando las protestas de Black Lives Matter: “Como trabajadores no blancos en el sudeste asiático agradecemos profundamente su compromiso público con la igualdad racial. Seguramente el hombre con tales principios antirracistas nunca toleraría el trato inhumano de los trabajadores negros y marrones que hacen su ropa, unas condiciones que nunca serían toleradas para los trabajadores en Europa”.
Desde la campaña Ropa Limpia se hace un llamamiento a todas las marcas para que adopten “medidas preventivas” contra las listas negras de trabajadores, una práctica muy extendida. “Las marcas deben tomar cuantas medidas sean necesarias para vigilar que sus proveedores no utilicen la pandemia como tapadera de represión sindical”, explica la campaña Ropa Limpia.
“Amparadas en el secreto empresarial”, la opacidad en el conocimiento de las cadenas de suministro de lo que compramos y vestimos permite a las marcas “desvincularse de las atrocidades laborales y las vulneraciones de derechos humanos perpetuadas en estas factorías”, concluyen desde Ropa Limpia, que recalca que la presión de los consumidores europeos es clave para terminar con esas prácticas abusivas.
Redacción El Salto | Ilustración de Sancho R. Somalo, Byron Maher
Artículo publicado en El SALTO