Miguel Pérez ha sido secretario de exteriores de CNT entre 2015 y 2018, y secretario general de CIT entre 2018 y 2020. Son de destacar en la entrevista sus reflexiones críticas sobre el internacionalismo en nuestro contexto ibérico. (Esta entrevista ha sido realizada en Julio de 2020 por Guillermo Martínez Cazón (estudiante de Filosofía en la USAL) y forma parte de un conjunto de entrevistas a diferentes agentes políticos destinadas a esbozar la recepción política de Rojava en el Estado español. El objetivo es poder realizar una comparación que refleje las diversas posiciones y debates sobre Rojava a partir de los puntos de vista de cada entrevista. Actualmente están participando en las entrevistas intelectuales como Carlos Taibo o Nazanín Armanian, y organizaciones como Rojava Azadi Madrid, Azadi Plataforma Cataluña, CGT, UJCE… Contacto: guillermoc1997@gmail.com
1-Para comenzar me gustaría centrar la entrevista hablando de Rojava: si hubiese que destacar algún elemento positivo y alguno negativo de Rojava, ¿cuáles serían?
Entiendo que te refieres al proceso revolucionario del confederalismo democrático, ¿no? En ese sentido no está limitado solo a Rojava, aunque sea ésta la principal zona geográfica donde se ha desarrollado.
Para mí lo más importante es la construcción de un proyecto conscientemente revolucionario en la práctica que se extiende a todos los grupos étnicos, religiosos y culturales de la zona. Es decir, al facilitar la incorporación de árabes, turcomanos, siríacos, etc., a las estructuras políticas, económicas, sociales y militares (como la sustitución de las YPG e YPJ por las SDF) se supera el marco del movimiento de liberación nacional, kurdo en este caso, para constituirse en un proyecto de alcance universal. Esta proyección aparece ya en los escritos de Öcalan al respecto, cuando se presenta el confederalismo democrático como un proyecto que podría garantizar la convivencia pacífica en Oriente Medio.
Por supuesto, es debatible hasta qué punto esta incorporación se ha hecho efectiva más allá del terreno militar y el grado en el que las comunidades no kurdas han asimilado o hecho efectivas las transformaciones revolucionarias en su seno. Esto puede ser muy variable en cada caso, hasta el nivel individual, y sin duda habrá supuesto importantes tensiones en la zona.
Hay otros muchos aspectos destacables, como el desafío que representa a las estructuras y a la mentalidad tradicionales de la zona, la elección de los pilares sobre los que sustentar el proyecto, etc. Pero me parece que su vocación de universalidad, también en lo que representa de superación del principio de nacionalidad y como anteproyecto de cosmopolitismo, sería lo más destacable.
Lo negativo se refiere sin duda a las condiciones prácticas de su implantación, en cuanto a la situación bélica de la zona, que han supuesto una serie de innegables limitaciones a su desarrollo. Es decir, las necesidades impuestas por la guerra han llevado a tomar decisiones que hubieran sido diferentes en otras circunstancias. Esto es especialmente cierto después de la invasión turca de otoño del año pasado, aunque es algo que ya estaba presente en la dependencia de la ayuda militar de las potencias occidentales para derrotar al DAESH, por ejemplo. Está por ver si hubiese podido ser de otro modo, desde el principio, y todavía es debatible si alguna vez puede surgir un movimiento revolucionario que no tenga que enfrentarse de manera inmediata a un escenario bélico y los condicionantes que esa realidad impone (o debería imponer) a nuestras elaboraciones teóricas, si no queremos que sean castillos en el aire (en castellano llano, pajas mentales).
2- Hablar de la revolución de Rojava ha despertado tanta inspiración como controversia, ¿en qué sentidos puede decirse que Rojava es o no una revolución?
Me parece que el planteamiento mismo del confederalismo democrático es revolucionario de por sí en muchos sentidos. Respecto a su desarrollo en Rojava, cabe debatir hasta qué punto se ha aplicado de manera suficiente como para producir una transformación lo suficientemente importante como para hablar de cambio revolucionario. Ahí está el quid de la cuestión. Se han vertido muchas críticas contra el movimiento en el sentido de decir que los cambios son meramente cosméticos, incluso que se trata de una fachada teórica erigida para engatusar a los izquierdistas occidentales para que apoyen a Rojava. No voy a entrar aquí a desmontar esos argumentos que me parecen falaces de muchas maneras.
Lo que sí podemos considerar como justificada es la duda de si los cambios realizados en la práctica son lo suficientemente profundos como para hablar de revolución. Sin duda, esto puede ser debatible y he de reconocer que en este aspecto tendría que remitirme a la opinión de otros compañeros y de otras compañeras que conocen mejor la realidad sobre el terreno. Sin embargo, no dejo de tener la sospecha de que las limitaciones en este sentido son inherentes al desarrollo de cualquier opción revolucionaria. Por ejemplo, por la situación bélica a la que me refería antes. Es decir, tenemos que reconocer que la aplicación en la práctica de nuestras ideas previas y de nuestros proyectos anteriores al inicio del proceso revolucionario van a tener que adaptarse a las posibilidades reales que nos ofrezca la situación real. Por supuesto, esto no puede valer para justificar todas las desavenencias. El bolchevismo o el leninismo (suponiendo que sean diferentes) supone una traición radical y fundamental de los principios del proyecto revolucionario desde el principio y no hay adaptación a la realidad que valga para justificarlo.
Me parece que las diferencias que pueden existir entre el planteamiento inicial del confederalismo democrático y su implantación real en Rojava, que sin duda las habrá, no son tan graves como para no considerarlo un movimiento revolucionario. Por lo menos de momento.
3- Si aceptásemos que es una revolución, ¿Qué implica el saber que en pleno siglo XXI ha habido una revolución en Rojava? ¿Qué implica para nosotros en Occidente saber esto, o que debería implicar?
Es meridiano que el pensamiento radical atraviesa una crisis existencial desde hace décadas. No solo en Occidente, sino a nivel global. Con eso me refiero a que ha desaparecido por completo, ha desertado, desde 1989, al menos. Esta ausencia ha sido muy evidente con ocasión de la crisis del capitalismo después de 2008. Pero incluso antes, el movimiento antiglobalización, que probablemente sea el paradigma de proyecto radical de finales del siglo XX, estaba absolutamente yermo de planteamientos teóricos. ¿Otro mundo es posible? ¿Qué mierda de tautología es ésa y cómo sirve para enfocar la construcción de un proyecto revolucionario serio? Si acaso, que se tome esta afirmación por bandera solo sirve para constatar el absoluto desarme teórico del movimiento. Bueno, hay mucho que decir a este respecto, y no podemos trazar aquí el devenir teórico de la izquierda desde la Segunda Internacional.
Creo que el planteamiento del confederalismo democrático responde a la necesidad de romper este impasse. Öcalan no se pone a leer a Bookchin por casualidad, está buscando respuestas a una crisis más allá del marco teórico en el que se ha producido ésta.
A nivel global, un planteamiento como el confederalismo democrático supone, ya de por sí, en lo teórico, un reinicio de las condiciones de construcción del proyecto revolucionario. Es un aporte fundamental para la elaboración teórica que debemos acometer para superar las limitaciones (la desaparición, de hecho) del proyecto revolucionario. Además, que haya conseguido echar raíces en una zona tan compleja y con una situación tan difícil, es un recordatorio de la seriedad con la que debemos acometer esta reconstrucción.
Sin duda, mucha gente responderá a una pregunta así hablando de esperanza, de que el cambio es posible, etc. Para mí supone una exigencia ineludible, la obligación de abordar el trabajo teórico y práctico de construcción del movimiento revolucionario con una seriedad que faltaba hasta la fecha. Puesta la primera piedra, no se puede eludir más la cuestión.
4- Quiero indagar en el sentido y significado del internacionalismo desde contextos como el Estado español. ¿Qué función política pensáis que tienen estos actos de solidaridad política? ¿Cómo entendéis el internacionalismo?
Joder, esto da para mucho, me has tocado la fibra sensible, je, je…Desde mi punto de vista, el internacionalismo solo tiene sentido cuando se traduce en un apoyo práctico y tangible entre grupos u organizaciones que tienen una actividad real y concreta sobre un territorio determinado. Por supuesto, siempre en función de las necesidades y de las posibilidades de cada cual. En este sentido, la disparidad entre las necesidades del movimiento en Rojava, sobre todo militares, y nuestras capacidades en todo sentido es tan enorme que puede resultar abrumadora. Partiendo de la base de que todo lo que hagamos aquí va a ser solo una gota en el océano, tenemos que diseñar una estrategia para dar lo mejor de nosotras mismas.
Desde hace tiempo tengo el convencimiento de que la izquierda aborda el internacionalismo desde planteamientos puramente ideológicos y metafísicos. Para muchas organizaciones y grupos, la esencia del internacionalismo precede a su existencia (la paráfrasis a Sartre es intencionada). Es decir, se pretende ser internacionalista independientemente de que se desarrolle una práctica en este sentido. Como si bastase con declararse internacionalista o con pertenecer a la internacional correcta para serlo.
Es habitual encontrarse con escritos u opiniones que dan por sentado que nuestras organizaciones tienen que ser internacionalistas porque ésta es la extensión adecuada a nuestras ideas. Después se busca una justificación, generalmente basada en la dominación planetaria del capitalismo (¿te suena lo de nuestro enemigo es global, nosotros debemos serlo también?). Y más tarde todavía se empieza a reflexionar (si es que se hace) en cómo se construye o dota de sentido a este internacionalismo. Por lo tanto, se trabaja partiendo de una exigencia teórica que nos autoimponemos para ajustarnos a una realización ideal que se plantea desde argumentos ideológicos, pero cuyo significado práctico no está muy claro. Surge así el internacionalismo huero, de comunicados y brindis al sol, que tanto se ha visto potenciado últimamente por las redes sociales. Una vuelta de tuerca más a la caída del radicalismo occidental en las garras de la cultura del simulacro.
En un sentido práctico, esto significa que hay organizaciones internacionales que convocan encuentros con gente de varios países, sin tener muy claro para qué. Una vez allí se cuentan cómo van en su país, sacan algún comunicado, y se emplazan al siguiente encuentro. He estado en docenas de reuniones así. Evidentemente, aquí no hay una práctica conjunta que se pueda denominar internacionalista, pero los colectivos asistentes consideran que lo son, por el hecho de haber acudido. Por no hablar de casos más estrambóticos todavía, como el de grupos de media docena de personas, sin actividad real alguna más allá de las redes sociales, que graban un vídeo en el salón de su casa con un mensaje de solidaridad con la causa que sea, lo suben a FB y les hacen la ola.
Siempre he pensado que debemos huir de este internacionalismo metafísico como de la peste. La cooperación a este nivel debe darse siempre entre grupos activos en su territorio y que coordinen una parte concreta de su actividad. Por ejemplo, para coordinar una campaña o un trabajo específico. Claro, eso implica que hay que tener actividad en el territorio, antes que nada. Después, que hay que saber encontrar la manera y los cauces para ponerlo en común. En el caso de CNT, esto se refiere a actividad sindical, o por lo menos social, entre grupos de trabajadores y trabajadoras. Finalmente, me parece que el objetivo de este internacionalismo materialista (porque surge a partir de la materia de la actividad sindical, que es la presencia en el centro de trabajo como sindicato) no es el internacionalismo en sí (por ejemplo, el crecimiento de una internacional), sino que este esfuerzo vuelva al grupo concreto en el territorio para reforzar su práctica y fomentar su crecimiento, obtener resultados más ambiciosos en las luchas locales, etc.
Todos estos planteamientos han estado muy presentes en el trabajo internacional de CNT en los últimos años y han sido fundamentales en la formación de la Confederación Internacional del Trabajo-CIT. Siempre tuvimos muy claro que no se creaba una internacional para sacar comunicados (aunque alguno se ha sacado cuando lo han pedido las secciones), sino para coordinar y facilitar la colaboración práctica entre grupos de trabajadores y de trabajadoras a nivel global que se identifican con un proyecto revolucionario, de modo que esta cooperación reforzase sus proyectos respectivos en lo local.
Bueno, a la pregunta. Partiendo de estos postulados, cualquier iniciativa que se propugnase desde CNT tenía que plasmarse en un proyecto concreto de solidaridad. A través de contactos en la zona, desde la Comuna Internacionalista de Rojava propusieron que colaborásemos con la campaña Make Rojava Green Again, con dos formas de apoyo. Una, evidente, aportar fondos dentro de nuestras posibilidades, muy limitadas. La otra, dar a conocer la campaña y el confederalismo democrático en general. Se han trabajado ambos objetivos a diferentes niveles y se ha tenido mucho más éxito en el segundo que en el primero, como era de temer.
Sobre todo, la campaña nos ha permitido involucrarnos y colaborar con el resto de grupos que trabajan el tema, como Rojava Azadí y divulgar información sobre la situación en Rojava en general y entre nuestra propia afiliación en particular. La alternativa hubiese sido solo sacar comunicados en las redes y darnos palmaditas en la espalda. ¡Menudo brindis al sol!
En general, los actos de solidaridad política a los que te refieres (imagino que incluyes marchas, concentraciones, y similares) tienen sentido cuando la gente que está sobre el terreno los pide. Por ejemplo, si tienen una estrategia de cara al parlamento europeo, pueden pedir que se hagan marchas a Bruselas, o concentraciones frente a las embajadas, etc. Entonces hay que volcarse en ello, claro. Para que estas convocatorias puedan tener un éxito mínimo, tienen que venir precedidas de un trabajo previo de dar a conocer la situación a la afiliación. No somos jerárquicos, nadie en CNT va a un acto porque se lo manden, sino porque está convencid@ de su interés o utilidad. Pero desde el momento en que la gente sobre el terreno está pidiendo una forma de colaboración, sea la que sea, hay que intentar aportarla dentro de nuestras posibilidades.
5-De forma general hay un gran desconocimiento acerca de Rojava, ¿cómo surgió la preocupación de vuestro sindicato por la lucha en Rojava?
Viene ya desde hace tiempo. Por ejemplo, en 2015 se invitó a Janet Biehl a que hablase del tema en las jornadas culturales que precedieron al Congreso de Zaragoza. Por otro lado, a través de compas en colectivos específicos libertarios y de gente sobre el terreno nos iba llegando información de lo que estaba pasando. Pero a la vez, constatábamos que había un gran desconocimiento entre la afiliación del tema. Incluso quienes estábamos al tanto de lo que estaba ocurriendo, en general, teníamos grandes lagunas sobre el proceso en concreto. Por eso, uno de los objetivos del trabajo del sindicato en este tema fue siempre difundir información, porque faltaba. Creo que el interés ha aumentado conforme se daba a conocer o se difundía la situación, los planteamientos teóricos, etc. Pero probablemente eso ha sido algo común a la izquierda.
6-¿A que creéis que se debe el desconocimiento de Rojava y su causa, o directamente el desinterés de algunos sectores de izquierda?
Sí, hay un cierto desinterés de una parte de la izquierda de raigambre, digamos, antiimperialista. Los sucesos de Siria no se adaptan a la interpretación del mundo que viene manejando desde la guerra fría y, claro, no puedes dejar que la realidad te estropee una buena teoría. Por ejemplo, esto era evidente cuando en 2014 o 2015 había grupos que ponían el grito en el cielo contra la intervención extranjera en Siria, porque preveían que iba a ser la OTAN. Cuando fue Rusia la que inició los bombardeos, hicieron mutis por el foro. En fin…
Sin embargo, creo que aparte de la estupidez humana, hay motivos de fondo más relevantes. Uno primordial es la manera en que los occidentales percibimos el mundo y sus actores. Por ejemplo, casi todo el público occidental ha oído hablar de las YPG y las YPJ y todo el mundo se ha quedado con la copla de las mujeres milicianas que luchan contra los barbudos del DAESH, pero solo unos pocos frikis de ultraizquierda y libertari@s nos tomamos el trabajo de indagar qué las motiva a hacerlo o el panorama político de la región en general.
Dicho de otro modo, parece que los occidentales solo sabemos del mundo lo que sale por la tele, y si nos lo presentan como una peli de joliwúds, mejor. Lamentablemente, ni libertari@s ni izquierdistas somos diferentes en este sentido. Tenemos todos los vicios de nuestra cultura y nuestro mundo, como no podría ser de otra manera. Esto es evidente, por ejemplo, en la tendencia que tienen muchas iniciativas internacionales de ir al rebufo de los medios de comunicación. Si sale en el telediario, parece que a todo el mundo le entra la prisa por publicar un comunicado. Me remito a lo que dije antes del internacionalismo de comunicados. Debemos negarnos a dejar que el telediario marque la agenda de nuestros desarrollos internacionales y, por el contrario, trabajar con seriedad el desarrollo de contactos y la búsqueda de oportunidades de afianzar un trabajo común.
Es paradójico que, a pesar de todo el desarrollo de las redes sociales y de las formas de comunicación, nuestro conocimiento, en general, del mundo sigue siendo muy superficial, a pesar de todas las facilidades que tenemos. Tal vez no pueda ser de otro modo y tengamos que reconocer que el mundo nos queda grande.
7- ¿Cuál es la principal dificultad de movilizarse y solidarizarse con Rojava desde el Estado español?
La enorme disparidad que hay entre sus necesidades y nuestros medios. Necesitan bombarderos y tanques, hospitales de campaña, plantas térmicas o hidroeléctricas, escuelas, asistencia alimentaria y nosotros les ofrecemos panfletos y actos simbólicos. Es muy frustrante…
8-El libro “Aprendamos de la revolución de Rojava” me hizo preguntarme si realmente lo estábamos haciendo. ¿Qué habéis percibido? ¿Cuándo en ambientes, digamos revolucionarios, se apoya a Rojava, se suele hacer porque es un proyecto que se parece a nuestras ideas políticas (pero sin plantearse aprender y asumir las ideas del confederalismo democrático) o por el contrario sus ideas están empezando a influirnos?
Bueno, que se tenga mayor inclinación a apoyar proyectos cercanos ideológicamente es normal. Es lo que decíamos antes de la izquierda antiimperialista. Pero tienes razón, creo que aprendemos bastante poco de los desarrollos que se dan en otras partes del mundo en general. La izquierda y l@s libertari@s tendemos a buscar proyectos que nos reafirman en nuestras ideas, más que estar dispuest@s a entender que situaciones y contextos diferentes exigen soluciones innovadoras y que tienen mucho que enseñarnos de cómo se pueden adaptar las ideas a una realidad viva y concreta. En este sentido, tenemos un sesgo cognitivo muy fuerte.
De todas formas, hay que reconocer que en el Estado español somos particularmente soberbi@s en este sentido. A menudo me he encontrado con un convencimiento de que por el mero hecho de haber nacido en Iberia, ya nadie nos puede enseñar nada. Al contrario, somos nosotr@s las que podemos dar lecciones. Desde luego, esto es nefasto, y totalmente falso. Además, ni siquiera opera solamente en el ámbito internacional. Se traduce también en esa actitud de desdén que a menudo encontramos entre libertari@s y revolucionari@s hacia quienes no comparten sus ideas, es decir, la inmensa mayoría de las personas, a las que demasiado a menudo se mira por encima del hombro porque “viven engañadas”, “no tienen conciencia”, o lo que sea. Claro, si no fuese así la revolución caería por su propio peso. Precisamente la tarea a emprender es, reconociendo esa realidad, ver qué vamos a hacer para cambiarla.
En fin, volviendo a la pregunta, hay personas que se han interesado mucho, a nivel individual, por conocer los desarrollos prácticos y los planteamientos teóricos del confederalismo democrático, pero no es la norma. Otros muchos nos hemos quedado en la superficie, me temo.
9 -¿Es compatible apoyar un proyecto como Rojava desde un pensamiento libertario? Al fin y al cabo, no deja de ser un proyecto en el que participan partidos políticos, en el que existe culto a la personalidad de Abdullah Öcalan, con pactos tácticos con Estados Unidos, e incluso algunos tachan a Rojava de estructura estatal etc. Hay varios aspectos polémicos y me gustaría conocer vuestra opinión al respecto. En resumen, ¿es compatible ser libertario y apoyar Rojava?
Much@s anarquistas rus@s no querían saber nada de la makhnovchina por motivos parecidos y no les faltaba razón. Era un movimiento puramente militar (mucho más que Rojava), con un cabecilla claro, estaban aliados con el ejército rojo contra los blancos, etc. ¡Y mira ahora en qué pedestal se tiene a Makhno!
Hay dos o tres dimensiones a esta pregunta. Una ya la mencionamos antes, que es la inevitable diferencia entre la realidad concreta y nuestros proyectos ideales y teóricos. Para quien abrace la rama más utópica del pensamiento libertario, estas divergencias son inaceptables. Otra, que me parece mucho más preocupante, es escudarse en estas diferencias para justificar la propia falta de actividad. No solo en el caso de Rojava, sino en muchos otros. Es un soniquete que se oye desde hace mucho en un sector del movimiento libertario global y que a su vez remite a esa soberbia que te decía antes. En el fondo, las razones que aducían algun@s en 2011 para no hacer propaganda anarquista durante el 15M son las mismas que se aportan ahora para no implicarse con Rojava. Es para hacérselo mirar. Me refiero a quienes desdeñan la implicación en movilizaciones o campañas efectivas porque no cumplen sus criterios mínimos para que les merezca la pena echar el resto. Curiosamente, esos criterios son tan elevados que no se alcanzan nunca y nunca hay que hacer labor efectiva, se puede permanecer por siempre cómodamente istalad@s en el discurso.
Por último, está la incapacidad de algunos sectores de hacer un análisis verdaderamente libertario de la realidad, independiente de los clichés de la izquierda tradicional. Se repiten entonces argumentos manidos y que podría suscribir sin empacho cualquier partido de la izquierda antiimperialista. Puede que esto ocurra por tener un conocimiento insuficiente de la realidad de que se habla, porque estamos inmersos en un discurso liberal social predominante en la izquierda y nos cuesta salir de los corsés mentales o lo que sea. Esto no solo ocurre a nivel internacional (por ejemplo, pasa a menudo hablando de la enseñanza y la salud públicas), pero en el caso de Siria en general me parece palmario.
La clave de este tema está en lo que tú decías antes de aprender. Si somos consecuentemente revolucionari@s, tenemos que mirar muy atentamente a lo que está ocurriendo en Rojava para que informe nuestros desarrollos y planteamientos. No se trata tanto de que haya diferencias entre sus planteamientos y los nuestros, o entre la teoría y la práctica. Eso es una tautología, casi. Va a ocurrir siempre. Lo relevante es ver a qué se deben las dificultades que han tenido que enfrentar, cómo las han solucionado y cómo las circunstancias les han obligado a tomar unas decisiones u otras, a emprender unos caminos y no otros. Es decir, verlo como un ejercicio de revolución en la práctica. Tampoco es que haya muchos otros actualmente como para ponernos picajosos. Y sacar lecciones de este análisis para ver cómo incorporamos este aprendizaje a nuestra propia construcción de un movimiento revolucionario en Iberia.
No sé si es compatible ser libertari@ en general y apoyar a Rojava. Me consta que hay gente que opina que no, también en CNT (aunque son voces individuales, por lo que he visto). Creo que quienes somos revolucionarios además de anarquistas (sorprendente dicotomía, pero necesaria) tenemos que extender nuestra solidaridad a un proyecto lo suficientemente afín como para reconocernos en él. Deberíamos analizar uno a uno todos los elementos que señalas, unos serán relevantes en nuestro caso y otros no. Por ejemplo, el punto que más me chirría a mí, el culto a la personalidad de Öcalan, es un elemento propio de su cultura política que no está presente para nada en la nuestra. No debería quitarnos el sueño. El tema de la alianza con los yanquis es coyuntural, pero nos lleva a reflexionar sobre el papel del conflicto armado a la hora de condicionar un proyecto revolucionario. ¡Ojalá tuviésemos capacidad para mandar nosotr@s la sexta flota a bombardear a los fachas de DAESH! La crítica de la estructura estatal tiene más enjundia y debemos analizarla con más cuidado (no lo voy a hacer aquí), porque es algo que se puede replicar en todo movimiento revolucionario. Pero como digo, más que ponerme aquí a debatir todas las pegas que se pueden presentar, me interesa que quede claro el método que creo debemos seguir.
10- A lo largo del Estado español, normalmente han sido mucho más receptivos a Rojava los círculos anarquistas que los comunistas, aunque hay excepciones. ¿A qué creéis que se debe?
Pues por lo que ya hemos dicho de apoyar a proyectos afines y que este movimiento no cuadra en el análisis antiimperialista del mundo que hace la izquierda marxista.
11-Desde el confederalismo democrático se habla del Estado, de la mujer, de la democracia, del ecologismo etc. Pero es posible echar en falta un discurso de clase, ¿Qué papel creéis que juega la lucha de clases en el confederalismo democrático?
Es un muy buen apunte y una pregunta muy relevante. ¿Crees que eso se puede deber a una herencia del movimiento de liberación kurdo, que disuelva la lucha de clases en un concepto de pueblo, como hace a menudo el nacionalismo? No sabría responderte la verdad, tendría que investigar más, porque es algo que no tengo lo suficientemente currado. Supongo que eso empalmaría también con la poca relevancia que percibimos de los elementos sindicales en el proyecto. Habría que ver si esa ausencia corresponde a una estructura social y económica previa de la zona, o es algo que ha obviado el proyecto y lo que esto implica. Pasopalabra….
12-¿Tenéis constancia de como se ha relacionado la solidaridad con Rojava, y la difusión de sus ideas, con movimientos como el feminista o de tipo nacionalista?
Me parece que el nacionalismo ibérico ha seguido a lo suyo, dándole a la solidaridad con el pueblo kurdo, sin reparar mucho en el confederalismo. Es verdad que en las movilizaciones catalanas por la independencia a veces ha salido a relucir el tema, como posible solución, pero ha sido alguna ocasión puntual. Precisamente, ¡son los nacionalistas empeñados en la construcción de un estado-nación, los que menos quieren oír hablar de un modelo teórico para superarlo!
Y el movimiento feminista está metido en la vorágine de los últimos 8Ms y todo lo que eso implica, con sus debates propios. Que yo sepa, el estudio de la jineology no les quita el sueño, en general. Puedo estar equivocado, desde luego, y me encantaría que alguien me corrigiera porque me parecería muy interesante. Aún así, hay mucha más convergencia que en el caso nacionalista.
13-Por último, la pregunta fundamental: ¿Por qué debemos apoyar a Rojava?
Hombre, deber…tampoco es un imperativo categórico. Como dije, me parece que siempre debemos entender la solidaridad internacional como un movimiento que retroalimenta nuestra implantación en el terreno. En el caso de Rojava, me parece que la solidaridad con ellas tiene la virtud de obligarnos a tomarnos en serio como revolucionari@s, a ser más conscientes y más consecuentes. En el caso de CNT, la campaña nos ha ayudado a tender lazos con grupos y colectivos afines, pero con los que no se colaboraba tanto antes. Por no mencionar que la derrota del islamofascismo es un beneficio absoluto para toda la humanidad, sin paliativos. Bueno, a mí también me ha servido para no pasar más noches despierto pensando en qué podía hacer, je, je.
14-Muchas gracias por tus aportaciones. Antes de concluir, ¿Deseáis añadir alguna cuestión más?
Solo aclarar que las referencias ocasionales a CNT no son gratuitas. He respondido a la entrevista como secretario de exteriores del sindicato que era, en el momento en que se organizó la campaña de apoyo a Rojava. También cabe aclarar que las opiniones vertidas en la entrevista son exclusivamente mías. Espero que en ese sentido no haya confusión entre éstas y la postura oficial del sindicato, emanada de sus congresos y comicios relevantes. Sobre todo teniendo en cuenta mi capacidad de ir por el mundo haciendo amigos, ¡que nadie haga a todo el sindicato responsable de las burradas que puedo haber soltado!
Publicado en Kaosenlared