El 23 de septiembre de 1923 fue agarrotado a sus 23 años en Tarrasa (Barcelona) Jesús Pascual Aguirre. Nacido en Vitoria, abandonó la casa familiar con catorce años, se ganó la vida por tierras guipuzcoanas, Francia y Barcelona y tempranamente se sumó al anarquismo y al sindicalismo revolucionario de CNT.
En sus últimos años se integró en el Sindicato de Alimentación de Barcelona y en uno de los grupos de acción más renombrados, el encabezado por Saleta. Detenido en el asalto a la caja de ahorros de Tarrasa (20-9-1923), en el que murió el somatenista Juan Castella, se le condenó a muerte en consejo de guerra sumarísimo. Murió con honor, rechazados auxilios espirituales de la clerecía, al grito de ¡Viva la anarquía!
La situación política, recién implantada la dictadura de Primo de Rivera, demandaba sangre, severidad e inclemencia extremas y los duros exigieron garrote vil para José Saleta Pla (un símbolo de la resistencia anarcosindicalista contra los sicarios de la patronal y la policía en la convulsa Barcelona de la década del veinte, en su plenitud la lucha social) y su acompañante. Con anterioridad había estado trabajando y preso en San Sebastián, había sido detenido acusado de prófugo en 1922 y se le había expulsado de Francia por sus ideas sindicalistas. La prensa de la época, morbosa ella, citaba el nombre de los verdugos, Rogelio Pérez y Gregorio Mayoral, señalaba que fue ejecutado a las 5´38 de la madrugada y que transcurrieron trece minutos hasta que perdió totalmente el pulso.
Miguel Íñiguez
Publicado en ÁLAVA LIBERTARIA