
Nosotras, las anarcosindicalistas, a lo nuestro. Nosotras, las anarcosindicalistas, a nuestras luchas, cuyos logros serán victorias para todas, todos, todes y todxs.
En este momento en que abunda una disidencia bien domada que se mece sumisa y siempre atenta a los cantos de sirenas bien apesebradas, y escasea el pensamiento libre, las mujeres anarcosindicalistas, que sabemos lo que significa trabajar para vivir, saldremos a las calles en este próximo 8M – y siempre – para gritar nuestras reivindicaciones.
*Queremos jornadas laborales semanales de treinta horas para que las conciliaciones normativas no conformen los privilegios de minorías y poder afrontar nuestras responsabilidades sin acudir al mercado para subrogarlas, ni delegar en otras – también explotadas -, ni recurrir a que nos representen en ámbitos de toma de decisiones.
*Queremos calendarios laborales acordes a calendarios escolares con suficientes permisos retribuidos cuando estamos criando; no queremos alimentar a esa patronal depredadora que pretende sustituirnos ofreciendo soluciones en forma de entretenimiento vano y estéril para las criaturas.
*Queremos salario mínimo de treinta euros netos por hora trabajada, y lo queremos con urgencia en sectores asistenciales, en trabajos de cuidados y domésticos, en limpieza, en restauración, en ganadería y en agricultura porque no queremos andar mendigando ayuditas de estados salvavidas para poder costear techo, alimento y energía: sin nosotras esto no funciona.
*Queremos que vidas laborales de treinta años de cotización sean condición suficiente para acceder a pensiones de jubilación que nos garanticen la satisfacción de las necesidades básicas.
*Queremos menos mutuas amiguitas de la patronal y más investigación y reconocimiento en materia de enfermedades profesionales, y lo reclamamos de manera urgente en sectores feminizados y por ende, precarizados.
*Queremos servicios sanitarios suficientes y de calidad. Y sobre todo, queremos citas médicas presenciales y sin largas esperas previas para que profesionales de la salud mirándonos a los ojos y escuchando -nuestras voces o nuestros silencios – puedan detectar las múltiples violencias que sufrimos, y así acompañarnos en su combate y eliminación. Nos sobran los ansiolíticos y los antidepresivos que tan sólo alimentan a las voraces farmacéuticas cercenando nuestra rabia y nuestras furias ante tanta injusticia.
*Queremos agilidad burocrática en tramitaciones administrativas que nos son impuestas y establecen jerarquías entre las personas – de acá o de allá -: residir, consumir y producir en un lugar exige reconocimiento inmediato de derechos.
*Queremos más filosofía en las aulas y en los medios de comunicación y menos policía en las calles; queremos más iluminación en barrios y callejones y menos cámaras de vídeo grabación.
*Queremos menos cháchara interesada en torno a la prostitución, las identidades y las patrias y más visibilización de puteros y proxenetas; violadores y acosadores; estafadores y explotadores.
*Queremos decidir sobre nuestro cuerpo y exigimos la aceptación y cobertura del aborto universal sin plazos ni tutelas varias: nuestro cuerpo es solo nuestro y no tenemos más herramienta que él para luchar por un mundo mejor y construirlo codo a codo, hombro a hombro.
*Queremos fuera de nuestros calendarios todos sus rosarios: ni vírgenes de agosto; ni inmaculadas de diciembre; ni más apología de la violencia bajo el formato de tortura y crucifixión; ni reyes magos con su consiguiente despliegue de derroche consumista; ni santos -que a lo mejor no lo fueron tanto-; ni mártires varios. Queremos calendarios laicos y aconfesionales.
*Queremos menos loterías y más tranvías que paren en pueblos mal comunicados; nos sobran tantos aves y tantos nidos de rapaces insaciables, que siguen pretendiendo comunicar lo ya comunicado.

En definitiva, queremos vivir y dejar vivir; queremos vivir ganando el sustento a través de nuestro trabajo – ni vivir para trabajar, ni trabajar para que solo unos pocos puedan vivir bien-; y, queremos vivir libres de tutelas, de subvenciones y de salvapatrias, libres de etiquetas que nos prejuzguen, libres de fármacos que neutralicen nuestras luchas, y libres de mordazas.
Seamos pues, nosotras, mujeres anarcosindicalistas, las creadoras de un mundo nuevo mediante el empeño, esfuerzo e incansable tesón por lograr ver hechas realidad todas nuestras reivindicaciones: serán victorias para todas, todos, todes y todxs.