Hay pocos temas históricos que hayan tenido y sigan teniendo tanta profusión editorial y en tantas lenguas diferentes como lo es el de la Guerra Civil y La Revolución Social en la España de 1936. Sin embargo, esto no ha impedido que sean muchos los hechos históricos que quedan todavía por conocer y muchas las preguntas que quedan aún sin respuesta, y entre estos hechos destacan, sin duda, los acontecimientos de mayo del 37 y el papel desempeñado en los mismos por la Agrupación Los Amigos de Durruti.
Ni la historiografía libertaria —carente muchas veces de un sentido autocrítico y abocada a hacer una interpretación lineal y libre de obstáculos de su propia historia— ni mucho menos la comunista, ni, por supuesto, la historiografía liberal o recientemente la universitaria, empeñada en reinterpretar la historia reciente en clave de lucha entre la democracia —la República— y los extremismos —anarquismo y fascismo—, han sabido o querido hacer una lectura que haga justicia a la importancia histórica de Los Amigos de Durruti.
Miquel Amorós, desde el compromiso social y huyendo de falsas objetividades, nos presenta una investigación histórica que, por primera vez, nos permite una comprensión amplia y profunda de cómo nacieron, cómo se desarrollaron y qué repercusiones políticas tuvo la existencia de Los Amigos de Durruti. A este fin se vale de la que, sin duda, junto con Pablo Ruiz, fue la figura más importante de la Agrupación: Jaime Balius. Con Balius, que inició su andadura política en el nacionalismo insurreccionalista catalán de Estat Català, hacemos una auténtica inmersión política e histórica en la convulsa sociedad catalana de los años veinte y treinta, para centrarnos en su militancia en CNT y en su colaboración como periodista en buena parte de la prensa libertaria, en la que desempeñó cargos de responsabilidad de manera continuada, antes de crear el medio que daría voz a la propia Agrupación: El Amigo del Pueblo.
Tildados de trotskistas, bolcheviques o provocadores tanto por comunistas como por parte de sus compañeros del Movimiento Libertario, que hicieron lo posible por conseguir su expulsión de la CNT. Los Amigos de Durruti fueron tal vez la expresión más genuina de las corrientes de oposición interna a la política de compromiso y colaboración con las instituciones del Estado de la dirección de CNT-FAI. No fueron una corriente mayoritaria, pero sus tesis tuvieron la suficiente fuerza como para animar o dar continuidad a debates internos que en amplios sectores del Movimiento Libertario planteaban la necesidad de ganar la guerra sin renunciar a las conquistas de la Revolución social iniciada en Julio del 36.
En sus escritos y en otros nacidos al calor del debate por ellos suscitados —y de los que Miquel Amorós da minuciosa cuenta— se reflejan de manera vivaz las dificultades y contradicciones que aquella revolución y cualquier revolución han de necesariamente conllevar en torno a cuestiones como la organización de la economía, de la defensa, el tránsito de la sociedad capitalista a una no capitalista, la toma de decisiones no jerárquica, el control del poder, la relación con otras fuerzas políticas y con los sectores contrarios a la revolución, etc.; y son estas cuestiones y reflexiones, precisamente, las que para los sectores antiautoritarios y anticapitalistas siguen teniendo vigencia plena y las que hacen del presente trabajo también una herramienta para pensar el futuro.
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