4 noviembre, 2024

CARGANDO CON EL FRENTE POPULAR. De febrero a julio de 1936. La huelga general de mayo de 1936.

Las elecciones de febrero dieron al triunfo al Frente Popular. La CNT había contribuido notablemente a su victoria al no desarrollar una campaña abstencionista en línea con la de 1933. La libertad de los muchos miles de presos pesó más que la pureza ideológica y la consecución de una revolución perentoria. De todos modos conviene recordar que la CNT no formaba parte del Frente Popular. Se lee en La Vanguardia del 25-2-1936 que después de posesionarse del Ayuntamiento popular se organizó una manifestación que recorrió las principales calles. Se pronunciaron discursos, aprovechando el paso de los expatriados y de los presos del Castillo de San Cristóbal, se organizaron dos manifestaciones, que acudieron con banderas a la estación. A las nueve y media de la noche, cuando regresaban los manifestantes, al pasar frente al edificio del periódico La Libertad, arrojaron algunas piedras, rompiendo los cristales. Era obviamente una manifestación de confederales.

La CNT no se integró en el Frente Popular, pero sí intentó superar el aislamiento en otra dirección: el acercamiento a UGT. Aún no apagados los ecos del triunfo frentepopulista, a fines de febrero en una asamblea de CNT predominó el criterio de ir en los momentos actuales a una inteligencia con UGT.i Se modificaba así lo acordado dos meses antes, el 17 de diciembre, con el retorno de la CNT a la legalidad, cuando se dictaminó que solo existían dos tendencias sindicales (la acción directa o la lucha colaboracionista) y por tanto ni siquiera cabía un pacto circunstancial con nadie, solo la absorción de una de las tendencias.

El Sindicato Único entendía que el ambiente era otro, la reorganización no estaba completadaii y sus fuerzas se sentían insuficientes. Que se diera por bueno en un momento determinado un acercamiento a la UGT no era para escandalizarse, había precedentes históricos, lo que resulta absolutamente sorprendente e inaudito es que a los tres meses se alcanzara un acuerdo de los cuatro sindicatos (UGT, STV, Casa Social Católica y CNT) por el cual se convocaba una huelga conjunta indefinida que debía comenzar el 25 de mayo en defensa de un pliego de peticiones a la patronal. Para el Sindicato Único la entidad STV era lo más parecido al clásico “sindicato libre”, implantado en Vitoria sobre todo para combatirla, y la Casa Social Católica una cueva de cavernícolas. La huelga efectivamente se inició el 25 de mayo y se extendió hasta el 2 de junio.iii

Probablemente la razón principal por la que CNT confluyó en ese pacto hay que verla en la asamblea de 27 de marzo en el cine Ideal, asamblea abierta a todos los trabajadores de la ciudad, cuyos acuerdos iban sobre todo en defensa de los desempleados, con seguridad el asunto que más preocupaba al Sindicato Único (visible a través de todos los años republicanos). La asamblea había sido convocada por CNT así que de alguna manera significaba que de nuevo aspiraba a encabezar el movimiento sindical. A la asamblea un tanto sorprendentemente acudieron representantes de los sindicatos católicos y hasta cierto punto contó con el apoyo de STV (si bien rehusó adherirse, alegando motivos ideológicos, dio libertad a sus afiliados para que asistieran o no), tal vez por interpretar el acto como un acto contrario al frentepopulismo, y por la misma razón UGT no acudió. Lo cierto es que con esa asamblea la CNT recuperaba protagonismo y el futuro demostraría o no lo correcto de sus planteamientos y hasta dónde se debería llegar.

Los pelos en la gatera que CNT se dejó en el proceso no eran más de los que se dejaban los otros sindicatos: la UGT se sumaba a una huelga perjudicial para el Frente Popular del que formaba parte, los Católicos y STV confluían con CNT y de hecho la fortalecían, una aparente aberración.iv Seguramente pesó en el ánimo de todos el ambiente local, claramente inclinado a resolver el problema del paro. Nadie quería oponerse al mismo. Todos querían, fuera cierto o no, presumir de unidad y de poner por encima de todo los intereses de los obreros, activos o parados. El manifiesto (“A la opinión voluntaria”) publicado en La Libertad, 20-5-1936, lo confirmaba: destacaba el carácter solidario y dejaba al margen la ideología de cada cual. Tápiz cree que en realidad se repetía lo sucedido en Navarra, pero los que escriben tienen sus dudas, especialmente desde el punto de vista de CNT: la CNT de Vitoria durante los años republicanos desarrolló una labor muchísimo más relevante que la pamplonesa, la CNT vitoriana no se sumó a un proyecto sino que lo encabezó y marcó sus objetivos.

La Libertad en su ejemplar de 20 de mayo decía que la comisión de los cuatro sindicatos (CNT,v STV, UGT y Católicos) de acuerdo con la asamblea de todos los trabajadores del 27 de marzo presenta oficio de huelga para el 25 de mayo. Por tanto en principio se daba máximo valor a lo decidido en esa asamblea, no lo olvidemos convocada por CNT, decisiones que indudablemente respondían a los intereses de la misma. En esa asamblea se acordó:

1-Incautación de las empresas que cerraran (pasarían a manos de los trabajadores).

2-Reducción de la jornada laboral a 44 horas. Los patronos deberían cubrir con nuevos trabajadores los efectos de esa reducción.

3-Obligación de los patronos de cubrir las vacantes que se produjeran.

4-Prohibir que los trabajadores ocuparan más de un puesto.

5-Rechazo del trabajo a destajo, sustituido por un sueldo fijo.

6-Despido de los trabajadores que ya contaran con sueldo en entidades oficiales o privadas.

7-Eliminación de las horas extraordinarias.

8-Construcción y mejora de las viviendas obreras con respeto a las normas de salubridad e higiene.

9-Caso de no aceptarse lo que precede se iría a la huelga.

Era un pliego de peticiones que parecían acordadas en una asamblea de militantes anarquistas, que habían logrado imponer a todos los sindicatos.

La Diputación de Álava trató de mediar reuniendo a las fuerzas vivas en abril para aliviar las consecuencias del paro, pero la propuesta fue rechazada por la patronal y UGT (cumpliendo un papel ya repetido en años anteriores, alarde de radicalismo, falso siempre en la práctica: la clase obrera no debía contribuir a solucionar el problema “el paro es consecuencia del capitalismo y este debe encargarse de solucionarlo”), al tiempo que CNT rehusó formar parte de la comisión creada por la Diputación.

A fines de abril se constituyó la comisión de huelga con participación de los cuatro sindicatos. Y una nueva asamblea obrera (14 de mayo) tenida en el cine Ideal ratificó los pasos dados y por dar. Planteado ya el oficio de huelga, estas eran las peticiones levemente modificadas respecto a lo acordado el 27 de marzo:

1-Reducción de la jornada laboral a 44 horas. Los patronos deberían cubrir con nuevos trabajadores los efectos de esa reducción.

2-Obligación de los patronos de cubrir las vacantes que se produjeran.

3-Desaparición del trabajo a prima o destajo.

4-Despido de los trabajadores que ya contaran con sueldo en entidades oficiales o privadas, que serían sustituidos por otros.

5-Readmisión de todos los despedidos desde enero de 1931.

Y el día 25 comenzó la huelga que también alcanzó a los periódicos locales (La Libertad, Pensamiento Alavés) por lo que hay que utilizar otras fuentes para conocer el desarrollo de la misma. Nos guiamos esencialmente por La Vanguardia de Barcelona (diario que a lo largo de la República se ocupó mucho más que cualquier otro de la actualidad vitoriana) que a su vez sobre todo se fundaba en las declaraciones de Gobernador y Alcalde, y en cuanto al análisis y valoración de la misma desde la perspectiva confederal seguimos al diario Solidaridad Obrera de Barcelona, en el que aparecieron hasta cuatro artículos dimanados de Vitoria.

La Vanguardia que informó día a día de la marcha del conflicto, señalaba que durante la mañana del primer día apenas se produjeron incidentes, los huelguistas se limitaron a impedir el trabajo en las fábricas, abrió el comercio, siguiendo las indicaciones del Gobernador, e igualmente los bancos y cajas de ahorro. Los obreros entraron en las fábricas de Orbea y de naipes Fournier, pero en esta última abandonaron las faenas a requerimiento de los huelguistas. El abastecimiento de pan se efectuó normalmente. Paro casi absoluto.

El segundo día transcurrió con ligeros incidentes y algunas coacciones,vi UGT desmintió los rumores de que trataba de desmarcarse de la huelga, abrieron las salas de espectáculos (salvo el teatro Principal, a causa de un acto de sabotaje) servidas por los empresarios y sus familiares. La policía urbana se negó a hacer ciertos servicios ante las amenazas de los huelguistas. Se dieron órdenes para extender el paro en su totalidad y así, desde primeras horas de la mañana, se situaron en lugares estratégicos grupos de huelguistas que coaccionaron al personal del ferrocarril vasco-navarro, que tenía orden de no secundar el movimiento (se llegó al acuerdo de permitir los trenes para viajeros, no de mercancías). Presiones de la patronal sobre el Gobernador para que haga una llamada a la cordura a los obreros. El Gobernador y el Alcalde, en sendas intervenciones ante la prensa exponían la situación. El Gobernador reconoció que el paro había sido más intenso al sumarse los ferroviarios y las líneas de autobuses de viajeros y transportes, que los huelguistas intentaron impedir la llegada a Vitoria de las lecheras y hortelanas que abastecen el mercado lo que no consiguieron por intervención de los agentes de la autoridad, que grupos de obreros rompieron unas lunas y las fuerzas de asalto cargaron contra ellos, que habían sido arrojadas grandes cantidades de tachuelas en las carreteras para impedir la circulación de vehículos y que el comité de huelga había pedido autorización al Gobernador para publicar un manifiesto, concedida previa supresión de algunos párrafos. El Alcalde señaló que el abastecimiento de la ciudad se mantenía sin dificultades y que no trabajaba el personal de la limpieza pública por temor a las represalias.

El tercer día se intensificó la huelga: se sumaron los empleados del Matadero Municipal (la carne tuvo que ser transportada en camiones del Ayuntamiento, conducidos por fuerzas del Ejército) y los vendedores de la plaza. Paro absoluto, solo roto por 35 trabajadores de Naipes Fournier. El Gobernador manifestó que había recibido visitas, para ofrecerle su apoyo, de personalidades del Frente Popular y Acción Popular y del vicario general de la Diócesis, y que el último había expresado su descontento por la actitud de los Sindicatos Católicos, que hasta el momento no se habían producido alteraciones de orden, que no se consentirá estacionamiento de grandes masas de público en las calles céntricas, en las que se ha prohibido pasear, porque parece que entre los grupos de obreros se infiltran otros elementos interesados en promover tumultos, que el pan se fabrica en cantidad superior al consumo de la ciudad y que se han practicado algunas detenciones por coacciones. El Alcalde manifestó que por no haberse reintegrado al trabajo los empleados municipales habían sido despedidos, que se había advertido a los vendedores que de no concurrir a sus puestos esta tarde serán adjudicados a otros vendedores. El Gobernador ha pedido a Madrid con insistencia el envío de un delegado especial del Ministerio de Trabajo, para poner fin a este pleito.

El cuarto día continuaba siendo general el paro, habiéndose sumado los empleados de la Caja de Ahorros Provincial. Coacciones, actos de sabotaje, rompimiento de lunas. La fuerza pública dio varias cargas en defensa de las lecheras que venían al mercado. La limpieza la han efectuado soldados de infantería, lo mismo que el transporte y descarga en las estaciones del ferrocarril y la matanza en el Matadero ha sido cumplida también por militares. Lo más saliente de la jornada la entrevista del Gobernador con el comité de huelga, al que había advertido que le haría responsable de lo que ocurriese si continuaban los actos de violencia, y que llegado este caso declararía la huelga ilegal.

El quinto día el paro seguía siendo general, pero en breve se esperaba una solución. El Gobernador, al recibir a los periodistas, les dijo que a las once de la mañana se había reunido el delegado especial del Ministerio de Trabajo con el comité de huelga, y que a la una se reuniría con los patronos para solventar el conflicto y que él mismo había conferenciado con el Ministro y el Subsecretario de Gobernación que le dieron instrucciones encaminadas al mantenimiento del orden y le estimularon para que continuara sus gestiones.

El sexto día se mantenía con firmeza la huelga, sin incidentes. Hasta las cinco de la mañana estuvieron reunidos en la sede del Gobierno Civil el comité de huelga, la patronal, el delegado del Ministerio de Trabajo y el Gobernador para ver de lograr una solución satisfactoria. Se dibujó una fórmula de arreglo que no pudo materializarse porque el comité de huelga no tenía poderes y expuso que debería ser sometida a la asamblea de trabajadores ante lo cual el poncio les otorgó permiso para convocar esta asamblea y obtener los poderes necesarios, pero la representación obrera le manifestó que sería inútil celebrarla porque no se les concederían esos poderes,vii en especial por parte de CNT, ante lo cual el Gobernador advirtió que desde ese momento quedaba cortada toda relación entre él y el comité de huelga, y que su misión tendería únicamente al mantenimiento del orden, correspondiendo al delegado especial del Ministerio de Trabajo la misión de llevar al cauce legal la tramitación de este asunto.

Séptimo día de huelga general. Se reintegraron al trabajo la policía municipal y el servicio de limpieza. En el Gobierno Civil prosiguieron las entrevistas entre el comité de huelga, los elementos patronales, el delegado especial del Ministerio del Trabajo y el Gobernador. La reunión duró hasta las seis de la mañana, no se cerró un acuerdo, pero se había avanzado, al parecer sólo quedaba pendiente lo referente a la admisión de los despedidos. La noche del día 1 se firma por parte de STV, Católicos y UGT (no por CNT a la que se invitó a marcharse al no contar su delegación con poder decisorio) el laudo propuesto por el delegado de trabajo Fernando Herreras Batet que daba fin a la huelga y como colofón los sindicatos solicitaban que se liberara a todos los detenidos en el transcurso del conflicto.

El laudo establecía las siguientes bases: Jornada de 44 horas sin reducción de salarios en las industrias, trabajos y talleres y oficinas del jurado mixto de la construcción, se aplicará desde ahora la jornada de 44 horas a los empleados de oficinas y despachos, sin esperar a lo que se acuerde en las bases de trabajo, se desestima la petición de que se admita personal de manera obligatoria proporcionalmente a la reducción de jornada, no habrá represalias y las bases actuales no podrán ya ser modificadas ni por huelga ni por otro procedimiento antes de dos años. Todo pasaba por los jurados mixtos y las exigencias de la asamblea de marzo, casi quedaban en súplicas a gobierno y patronal: la jornada de 44 horas aplicable a todos quedaba en manos del Ministerio de Trabajo, se mantenían los destajos, se solicitaba del Ministerio la readmisión de los despedidos desde enero de 1931, se dirigían a las entidades públicas para que evitaran duplicidad de cargos en su personal, no se estipulaba nada (de hecho se rechazaba) sobre crear puestos a cuenta de la reducción de horas… resultaba curiosa la referencia explícita a Nicolás Turienzo, uno de los expulsados de Ajuria: entraría en la empresa con la primera baja que se produjese. Tras siete días de huelga los resultados (las “exigencias” se habían convertido en “súplicas”) se asemejaban más a una derrota clamorosa que a una pírrica victoria. Para la historia, sin embargo, la huelga de Vitoria por su duración y alcance, no por sus logros, queda como la más destacada de las planteadas en el periodo republicano en toda España.

Ya terminada la huelga, la prensa local publicó diversas notas, manifiestos y comunicados de CNT y UGT y opiniones propias, con matizaciones varias. UGT explicaba su participación en la huelga y subrayaba que la CNT demostró poco interés por las bases y mucho por los tres despedidos de Ajuria.viii Los delegados de CNT (Alarcia y Peña) estaban dispuestos a exponer su postura en el conflicto sin reserva alguna. Pensamiento Alavés insistía en el error mismo de la huelga, aunque destacaba que al menos había sido pacífica y ofrecía algunas imágenes del conflicto.ix La Vanguardia del día 4 se centraba en la CNT: al terminar la huelga general en virtud del laudo firmado ayer se han reintegrado al trabajo todos los obreros, incluso los sindicalistas, de quienes se decía que continuarían la huelga por estar en divergencia con el compromiso pactado. Los sindicalistas se han reunido en asamblea, acordando romper toda relación con las demás entidades obreras.

Veamos ahora como vio la CNT la huelga general a través de su corresponsal en Vitoria, el grupo anarquista vitoriano Espartaco y el Comité Local del Sindicato Único, artículos publicados en Solidaridad Obrera de Barcelona. El primero firmado por su corresponsal con fecha 27 de mayo, y en parte censurado, se titula “Aspecto de la huelga general” y destila entusiasmo y optimismo: tercer día de huelga bajo la táctica de la acción directa… ayer el comercio abrió por amenazas del Gobernador, los soldados se encargan del abastecimiento (carne y pan)… hoy se han sumado a la huelga los empleados del matadero y los vendedores de la plaza de abastos… huelgan también las compañías de autobuses y los ferroviarios… los servicios de agua y electricidad en manos de los soldados… desde primeras horas de la mañana los huelguistas irrumpen en las calles… la patronal intransigente… rumores de que vendrá un delegado de Madrid para solucionar el conflicto… paro absoluto incluso (lo nunca visto) han dejado de trabajar los talleres de modistas. El segundo firmado por el grupo anarquista vitoriano Espartaco a 29 de mayo y titulado “Informe sobre la huelga general”, no le va a la zaga en euforia: cuarto día de huelga general… el entusiasmo no decrece… el paro cada día más intenso…las carreteras llenas de tachuelas… once detenidos… lunas de escaparates rotas… se han reunido el comité de huelga y la comisión patronal, sin acuerdo… ha llegado un delegado (el mismo que estaba cuando los despedidos de Ajuria, cuyo reingreso se solicita ahora). Quinto día de huelga, paro unánime… la comisión obrera ha sacado un manifiesto en el que se da cuenta del desarrollo de la huelga…liberados los presos… según la radio local esta tarde se constituyó una comisión permanente en presencia del Gobernador y las comisiones patronal y obrera… la comisión obrera no acepta el laudo que se le propone…asamblea en el frontón Vitoriano que acuerda que la solución a la huelga solo la darán los trabajadores y como la patronal intenta dividir a los sindicatos las reuniones serán generales de todos los trabajadores, no de cada sindicato…. por la tarde reunión de las comisiones obrera y patronal. El tercero escrito por su corresponsal ya terminada la huelga bajo el epígrafe “Resumen de la huelga de Vitoria” apareció en la Soli del día 9 de junio y el tono es muy otro. Comenzaba con el resultado final: expulsada la representación de la CNT por orden gubernativa del local donde se reunían la patronal y los obreros; y destacaba: ha terminado en una vergonzosa solución: se ha aceptado el laudo por parte de los representantes obreros. Una traición que ha sembrado la indignación entre los trabajadores. Al ser expulsada la CNT de la reunión sin que los otros tres protestaran (solo un representante de los Católicos se negó a firmar el laudo y también fue expulsado), la CNT se desliga del acuerdo. De seguido hacía historia: es sabido que la huelga nació de una iniciativa de la CNT, acogida por los trabajadores organizados en distintos sindicatos, se celebró una asamblea con presencia de los católicos pero no de STV y UGT, la asamblea nombró una comisión con miembros de los cuatro sindicatos para tratar con la patronal. En asamblea posterior se ratificaron las bases solicitadas y fueron rechazadas por la patronal… Tras un mitin pro huelga en el que intervinieron los cuatro se llegó a la huelga general… que se ha mantenido ocho días pero por último la UGT actuó con vileza, no haremos de STV y Católicos los culpables, ha sido UGT por indicación del Frente Popular aunque los otros dos han consentido las maniobras. La solución dada ha creado un clima hostil a los firmantes y de simpatía hacia la CNT. El cuarto escrito apareció en la Soli de 20 de junio firmado por el Comité de la Federación Local, aludía a la publicación de un extenso manifiesto estudiando el origen y desarrollo de la huelga y reconocía que sus buenas intenciones no habían encontrado suficiente eco en los trabajadores.

No hubo mucho más. En julio se sublevaron las derechas y en Vitoria se impusieron con facilidad. Pensamiento Alavés, 22-7-1936 y 24-7-1936, informaba de los nuevos jefes: Germán Gil Yuste (Gobernador Civil), Ángel García Benítez (Gobernador Militar), Cándido Pérez Ichaso (Presidente de la Diputación) y Rafael Santaolalla (Alcalde de Vitoria) e insertaba una nota del Consejo Regional del PNV, en grado extremo intrépida y valerosa: “ordena a todos sus afiliados que realicen pacíficamente las actividades de su vida ciudadana, cumplan puntualmente sus obligaciones sociales y estén atentos en todo momento a las disposiciones de la autoridad militar y delegadas que se han constituido”. Sólo les faltó dar las gracias a los insurrectos.

i La Vanguardia, 26-2-1936.- La Libertad, 24-2-1936.

ii Al Congreso de mayo de 1936 celebrado en Zaragoza, Vitoria asistió en representación de 280 afiliados. También acudieron a los comicios nacionales Elciego y Labastida. Con toda seguridad contaba con bastantes más afiliados y existían grupos confederales al menos en Amurrio, Araya, Arceniega, Laguardia, Maeztu, Munguía, La Puebla de la Barca y Salvatierra, pero la cifra confirma que el sindicato no estaba plenamente organizado ni coordinado.

iii Sobre su desarrollo: AHP Álava. Libro registro de detenidos y procesados de la cárcel de Vitoria, 26 a 30 de mayo.- La Libertad, 25-2-1936, 31-3-1936, 23-4-1936, 24-4-1936, 28-4-1936, 29-4-1936, 30-4-1936, 19-5-1936, 20-5-1936, 23-5-1936, 2-6-1936, 3-6-1936.- Pensamiento Alavés, 23-5-1936, 2-6-1936.- Solidaridad Obrera, 30-5-1936, 3-6-1936, 9-6-1936, 20-6-1936.- La Vanguardia, 22-5-1936, 26-5-1936, 27-5-1936, 28-5-1936, 29-5-1936, 30-5-1936, 31-5-1936, 2-6-1936, 3-6-1936, 4-6-1936.- José María Tápiz, La huelga general de 1936 en Vitoria, Cuadernos de Sección. Historia-Geografía, 18. San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 1991, 193-207.

iv Casi la única voz discrepante dentro de los sindicatos católicos vino del periódico portavoz de los carlistas y por ende del mismo sindicato: Pensamiento Alavés, 23-5-1936, consideraba un error la huelga planteada para el lunes.

v La Libertad, 24-4-1936,19-5-1936 y 20-5-1936. En la comisión de huelga CNT estaba representada por Antonio Peña y Julián Alarcia.

vi AHP Álava. Cárcel de Vitoria, Registro de detenidos y procesados. Encarcelados por coacciones del 26 al 30 de mayo de 1936 Florencio Herce, Nicolás Turienzo, Guillermo Heras Ortiz, Gregorio Oteiza Ortiz de Eribe, Santiago Íñiguez, José Luis Marauri Valencia y Antonio Gómez de Balujera, todos confederales.

vii El día 29 se celebró una asamblea en el Frontón Vitoriano con presencia de 3.500 obreros. UGT solicitó para el Comité mayores poderes y se le concedieron, pero con un matiz importante: el acuerdo definitivo antes de firmarse debía aprobarse por la asamblea. UGT, Católicos y STV, obviamente, al aceptar el laudo, incumplieron el acuerdo.

viii Se refería a la noticia de Pensamiento Alavés, 5-5-1936, solucionado el conflicto de Ajuria… en los jurados mixtos se acordó indemnizar a los tres despedidos con el salario de nueve meses.

ix Pensamiento Alavés, 3-6-1936.