Frente al castigo por hacer sindicalismo, no hay otra salida: seguiremos haciendo sindicalismo

Bajo el lema “Hacer sindicalismo no es delito”, la CNT nos reunió en las calles de Madrid el pasado 24 de septiembre, así como nos había reunido hace un año en Gijón, donde llenamos con rabia y entusiasmo las calles de banderas rojinegras.

Protestábamos por las condenas recaidas en seis sindicalistas de la CNT de Gijón: tres años y medio de prisión y el pago de 150.000 euros por solidarizarse con una trabajadora de la Pastelería La Suiza.

Fuimos reuniéndonos frente al Ministerio de Justicia en la Calle de San Bernardo mientras llegábamos de todos los puntos de la península. Luego, recorrimos durante unas tres horas las céntricas calles madrileñas de Callao, Preciados, Sol y Jacinto Benavente y finalizamos la marcha frente a la Glorieta de Carlos V, en Atocha. Allí tomaron la palabra las encausadas clausurando la manifestación. Sus palabras llegaron lejos, alternando entre la rabia y el entusiasmo de saberse acompañadas: todavía se mantiene el eco. A buen seguro permanecerá indeleble hasta encontrar justicia. Otras organizaciones se sumaron al acto en defensa de las libertades de las personas y de sus derechos fundamentales.

De hacerse efectiva la condena anunciada, son los derechos fundamentales de toda la clase trabajadora los que se ven atropellados. Son seis compañeras, pero no están solas.

Las condenas anunciadas, tres años y medio de prisión a cada una de las seis personas condenadas y el pago de 150.000.-€ son el precio. Eso es lo que cuesta reclamar nuestros derechos de manera pacífica. Alto precio por reivindicar lo que nos corresponde: rebelarnos contra la opresión de la patronal. El opio político, cuando no la teología política, y la esclavitud económica a la que pretenden acostumbrarnos queda aliñada así con las salsas judiciales: la desproporción, los obstáculos burocráticos, los plazos inhumanos y la tributación en tiempo -en vida- y en dinero para pagar sus múltiples guerras, que no son las nuestras. Nos quieren en silencio; dóciles. Pero frente a sus dedos apuntadores alzaremos una y otra vez nuestras voces y nuestros brazos, esos mismos con los que trabajamos para que puedan asegurar su bienestar caciquil e irreverente. Aun desde la extenuación laboral en la que nos quieren con la boca cerrada, sacaremos fuerzas. Esta sentencia viene a reafirmar que tanto la justicia, que siempre escriben con mayúscula y no la merece, como las fuerzas policiales que como su nombre indica velan por la seguridad del Estado -de unos pocos elegidos-, que no la nuestra, obedecen sumisas a la fuerza del capital arrollando a quienes no usamos otra herramienta que la solidaridad y el apoyo mutuo.

El sindicalismo, la acción directa y el apoyo mutuo no son delito. Hoy son las seis de Gijón, y con ellas, todos y todas, porque de materializarse la sentencia, mañana seremos otros y otras.

No faltes: participa en esta jornada de movilizaciones. En Vitoria Gasteiz: el sábado 19 de noviembre a las 12:00 horas nos encontramos en la Plaza de la Virgen Blanca.

Nos manifestaremos: para exigir la absolución de las seis compañeras, condenadas a tres años y medio de prisión y al pago de 150.000,00.-€.

Nos manifestaremos: porque nos encontramos ante una sospechosa deriva que no es significa otra cosa que la judicialización de las protestas sociales y la represión del sindicalismo.

Nos concentraremos: para manifestar que esta sentencia supone un peligroso precedente legal que invalida los principios jurídicos de la libertad de asociación, de la libertad de expresión y de la libertad sindical.

Nos concentraremos en solidaridad con las compañeras y en rotundo rechazo frente a sentencias incoherentes; frente a una justicia que solo sirve a unos pocos; y, frente a un proceso falso y orquestado.

¡¡¡Ante su violencia, nuestra solidaridad!!! ¡¡¡La lucha es el único camino!!!