Nos cuenta la prensa local hoy mismo que Lanbide aprueba 64 millones de euros en ayudas dirigidas a centros especiales de empleo, y que irán destinadas a la subvención de la mitad del coste salarial de las personas que trabajen en ellos. Llueven los dineros pero desconocemos a dónde van…
Mientras tanto, la realidad nos cuenta otras cosas: explotación, precariedad, despidos injustificados, negligencia en materia de prevención de riesgos salariales, bajas y vacaciones sin cubrir, abuso de autoridad en la organización del trabajo, acoso laboral, amenazas veladas, amenazas explícitas, entorpecimiento de los derechos sindicales fundamentales, y negociación de condiciones de manera unipersonal y con escasa transparencia incumpliendo convenios que ya de por sí son indignos.
De los centros especiales de empleo se nutren empresas grandes; y, a los centros especiales de empleo los nutre el dinero de todos y de todas. Es el caso de la empresa Lidl y de todos sus centros de trabajo: puntos de venta al por menor y plataformas logísticas de recepción y distribución de mercancías. Su aparente buen funcionamiento y sus virtudes esconden en la trastienda subcontratas mediante las que las personas también se convierten en mercancías de usar y tirar. Y es el caso de Sifu S. L. que como intermediaria contrata a personas con diversidad funcional para embolsarse, explotándolas, no sólo lo que percibe del beneficiario de su trabajo y cliente -Lidl- sino lo que percibe de la administración en forma de ayudas y subvenciones.
Por todo ello, CNT Vitoria mantiene un conflicto y está luchando: por la defensa de los derechos de las personas que allí trabajan, y para concienciar a la clase trabajadora. Sin nuestro esfuerzo y sin nuestro trabajo no son nadie. Sus boyantes ingresos son nuestras pérdidas. El único camino es la solidaridad. La única salida es la acción directa, aunque al emprenderla nos veamos rodeados de uniformados que atienden la seguridad y la protección del capital en detrimento de los derechos fundamentales de todos y todas las trabajadoras.
El pasado 13 de febrero acudíamos a la salida de la plataforma logística ubicada en Nanclares de Oca / Langraiz, en el polígono Los Llanos. Se trata de un perfecto cubo gigante que esconde la explotación en su interior, y que está rodeado de protecciones cuasi carcelarias.
Tan solo deseábamos informar del reciente despido encubierto sufrido por un compañero del sindicato. Queríamos explicar lo acontecido: una rescisión de contrato injustificada al tiempo que ofertan puestos de trabajo con el mismo perfil... Solo queríamos informar del atropello de derechos. Éramos cuatro: aparecieron seis agentes. Nos exigían permiso para la acción y nos acusaban de entorpecer el acceso.
Dice el SEPE que «los Centros Especiales de Empleo son empresas cuyo objetivo principal es el de proporcionar a los trabajadores con discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado, adecuado a sus características personales y que facilite la integración laboral de éstos en el mercado ordinario de trabajo». Parece que les debiéramos agradecimiento… Las cuentas anuales de estos centros especiales dicen que lo que sí hacen, especialmente, es crecer y amasar dinero. Dice nuestro compañero que allí nadie adapta los puestos de trabajo: trabajan como bestias pero cobran especialmente poco. Una vez más, lo especial y extraordinario son las necesidades empresariales. Ahí si que se adaptan la administración y los gobiernos; pero lo hacen con los dineros de otros y otras.